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La geopolítica esperable con la Gran Depresión del Siglo XXI



Antonio Jarquin y Wim Dierckxsens
www.observatoriocrisis.org

La crisis como amenaza y oportunidad

Nos encontramos hoy en día en la Gran Depresión del Siglo XXI que puede conllevar al colapso del capitalismo. El proceso se caracteriza por varias fases. La primera fase es la crisis del sistema financiero, que ya está en plena marcha desde julio de 2007. La segunda fase, el derrumbe de la economía real y la consecuente recesión internacional, profunda y duradera que ya se siente cada vez más claro desde 2008. La tercera está fase por darse todavía. Nos referimos a la crisis de credibilidad generalizada al colapsar el sistema financiero y monetario internacional. Con ello hay crisis en la creencia imperante en "nuestra forma de vida escogida y globalizada".

Esta última crisis coincide y es reforzada por la crisis ecológica, alimentaria, energética. Es por ello que podemos caracterizar la Depresión del Siglo XXI como una crisis civilizatoria. Ante la misma hace falta más que nunca una acción de emergencia concertada, reivindicando el bien común a partir de una ética solidaria. Será la solidaridad entre los pueblos que probablemente nos conllevará a la transición hacia una sociedad poscapitalista. He ahí lo que reivindica la voz del Foro Social Mundial (FSM) con “Otro Mundo es Posible”. El Foro en su novena edición en 2009 en Belém, Brasil, opacó a la política del l “salvase quien pueda” que imperó en el Foro Económico Mundial (FEM) de los más poderosos del mundo que se reúnen anualmente en Davos, Suiza. La ausencia en Davos este año de los banqueros de Wallstreet y de la nueva administración de EEUU bajo la presidencia de Obama contrasta con la presencia de cinco presidentes latinoamericanos en el Foro Social Mundial en Belém.

En el FEM presenciamos más síntomas de una ideología del “salvase quien pueda”, que revelará tarde o temprano que nadie se salvará ni el propio régimen capitalista de producción. De ahí que podamos hablar de una crisis sistémica. El propio sistema capitalista como tal está por colapsarse, pues, un hecho pertinente es que hoy en día hay pérdida de confianza cada vez más generalizada en el dinero en general y el dólar en particular. En esencia, los lazos sociales basados en la confianza en el dinero dejan de ser creíbles y pueden colapsar en cualquier momento. El neoliberalismo llevó al clímax el capital ficticio con ganancias ficticias. El dinero ya no es una expresión de riqueza en términos de valor "real". Al perder la fe en la moneda, sin embargo, se pierde fe en toda economía de mercado. Sin esta fe se acaba todo. Esta fe, sin embargo, está por perderse. Las grandes potencias no parecen adoptar una salida alternativa, como pudiera ser una alianza de EEUU y la UE con Rusia, China, India y Brasil para buscar como salvar al mundo conjuntamente. Con lo que ha pasado en 2008 en Georgia y luego en Gaza, más bien parece que se mueven las piezas de ajedrez en Occidente para provocar otro conflicto de envergadura a nivel mundial como último recurso para salvar a Occidente ante el eminente colapso financiero y monetario que significarían el hundimiento del modo vivendi occidental en general y el de EEUU en particular.

Lo que está realmente en juego hoy es la perspectiva de guerra de EEUU a escala internacional para enfrentar la Gran Depresión del siglo XXI. ¿Porque? Pues la salida no es algo nuevo. EE.UU. escapó de la depresión de los años noventa del Siglo XIX con la Guerra Hispano-Estadounidense. Escapó a la Gran Depresión de los años treinta del siglo XX con la Segunda Guerra Mundial. Incluso hubo una recesión al finalizar la Segunda Guerra Mundial que desembocó en la Guerra de Corea. Al existir actualmente el riesgo de una depresión importante, enfrentamos hoy de nuevo el peligro de otra gran guerra. Aunque no esté en agenda inmediata de Obama, la pregunta es si va poder evitarla. Ante la Gran Depresión, el nuevo presidente de EEUU estará, en nuestra opinión, con las manos relativamente atadas. Hay dos cosas importantes que limitarán a Obama para formular sus políticas propias. En primer lugar están los rescates financieros billionarios que no surtirán real efecto. En segundo lugar están los avanzados preparativos para la ley marcial en los propios EEUU como preparativos de un escenario de guerra mucho mayor. Con muy malas intenciones, el ex vicepresidente de EEUU Dick Cheney anunció el 3 de febrero que es muy probable un nuevo 11 de septiembre durante la administración Obama. Es una forma de advertir a Obama para que tome decisiones que de otra forma tendría que tomar con un nuevo atentado orquestado desde adentro (Vea, Jim VandeHei, “Cheney warns of new attacks”).

En cuanto a lo segundo señalamos que durante la administración Bush ha habido un movimiento continuo en la dirección de preparativos para la ley marcial en EEUU. Esta tendencia ha sido tan continua como no anunciada. En otras palabras, hay y habrá un incremento del uso del propio ejército de EE.UU. para controlar las crecientes protestas del pueblo estadounidense que se esperan en un entorno de crisis y desempleo que conlleva una depresión prolongada. Hacia afuera tenemos la propuesta de Obama de enviar 20.000 soldados más a Afganistán para “terminar” dicha guerra. La misma tendrá consecuencias predecibles de una guerra ampliada al involucrar otros países como Pakistán e irá aún más allá (Vea, Peter Dale Scott “El peligro de otra gran guerra para enfrentar la depresión”, en www.globalresearch.ca).

De acuerdo con William Engdahl (“Moscu reacts to US buildup in Afganistan”, en www.financialsense.com), Moscú ha interpretado correctamente que la ampliación de las tropas en Afganistán anunciada por Obama no tiene nada que ver con un combatir a los ´Taliban´, sino que es una nueva maniobra de los estrategas del Pentágono para poner un cerco a Rusia y China en Eurasia con el objetivo que EEUU mantenga el dominio militar a nivel global. Los intereses en este juego geopolítico no pueden ser mayores: es asunto de otra guerra mundial o paz en los años venideros. El objetivo central de la escalada militar en Afganistán es crear una nueva ´cortina de hierro´ para aislar Rusia y China. Estos dos rivales de antes, al cooperar cada vez más no solamente en la extracción de materias primas, comercio bilateral, sino sobre todo en materia militar, constituyen una amenaza muy seria para la hegemonía norteamericana de acuerdo con el consejero de Obama en su campaña electoral Brzezinsky.

¿Como llevaría la catastrófica situación económica a una eventual guerra mundial? En la opinión de Matthias Chang, “The battle to save the fiat Money System has begun” (www.globalresearch.ca) es la situación desesperante de Occidente, y sobre todo de los centros financieros de Londres y Nueva York, que peligran perder su poder lo que llevará a una eventual guerra mundial financiada por los 8 o 10 principales bancos comerciales y de inversiones junto con sus bancos centrales. El momento crítico en esta situación es la amenaza de un eventual colapso del dólar y con ello del sistema financiero internacional. En tanto que el dólar se vislumbra como moneda insegura hay creciente amenaza para la hegemonía norteamericana. En tanto que EEUU se vislumbra como un puerto más seguro ante una amenaza de guerra, el dólar se vislumbrará relativamente más a salvo. La guerra entonces es el último recurso para salvar a la economía norteamericana en crisis a costa de no importa qué.

¿Cómo se vislumbra el futuro del dólar? El oro comúnmente se negocia en dirección opuesta al dólar y se esperaría que cayera bajo presión de una recuperación de la devisa estadounidense. Sin embargo, al subir el precio del oro está mostrando en la actualidad signos de desacople del dólar. Bajo condiciones normales la Reserva Federal imprime dinero (dólares) basado en la venta de Bonos del Estado que el Tesoro de Estado vende a los inversores de manera que puede girar cheques a la Reserva Federal para que la última pueda imprimir moneda. Si la Reserva Federal compra los Bonos del Tesoro y con ello obtiene posibilidad de imprimir dinero que acaba de pagar, estamos hablando de fraude. Si la Reserva Federal lo hace implica que están desesperados ya que no hay compradores de bonos. Desde fines de 2008 China ni nadie están interesados en comprar bonos de Tesoro de EEUU. (Vea, James West “U.S. Debt Default, Dollar Collapse”, en www.financialsense.com.

Normalmente, al imprimir billetes sin respaldo, el dólar tendería a la baja. Sin embargo, el dólar gana posición en el mercado. ¿Cómo se explica esto? Ahora bien, durante la crisis crediticia ni los bancos confían los unos a los otros. El resultado es que cuesta conseguir crédito. En tal coyuntura todo el mundo busca cash. Como el cash universal se consigue en dólares, hay demanda de billetes verdes, aunque estos pierdan respaldo. La base de toda confianza en el sistema monetario, sin embargo, objetivamente queda cada vez más minada. La compra de bonos por la propia Reserva Federal es como una bomba de tiempo. En cualquier momento explotará. El mayor riesgo es que la Reserva federal esté engañando a los inversores, llevándolos a la mayor burbuja de todos los tiempos. Conforme crece el fraude habrá más desconfianza en los instrumentos de la deuda y el precio del oro o la plata subirán. El grado en que haya hoy en día presión alcista en el precio del oro y la plata, es directamente proporcional al sentimiento negativo hacia los instrumentos de deuda de EEUU. James West (“Dollars, Gold, and soon - Intelligent Life”, en www.financialsense.com), estima posible una alza del oro a $1.500 la onza en un futuro no lejano. La misma sería la expresión de una pérdida de confianza completa en el dólar y con ello en el sistema monetario internacional. No hay mal que por bien no venga. La falta de fe en el dinero de manera más generalizada, podría ser el advenimiento de una vida realmente inteligente en la tierra, afirma West.

La amenaza de una guerra ampliada a escala mundial


Gracias al peligro de una nueva guerra de mayor envergadura, el dólar puede otra vez fortalecerse. A partir de amenazas de guerra, como en Georgia y más recientemente en Gaza el dólar se apreciaba y las otras monedas y sobre todo el Euro han perdido terreno. El capital especulativo, con Georges Soros (cercano asesor del candidato demócrata de EEUU Barack Obama), en primera línea, tenía una nueva cancha especulativa. A especuladores sin escrúpulos como George Soros no les tiembla la mano de hacer fortuna con amenaza de nuevas guerras que implican el riesgo de un conflicto de envergadura mundial. Hace tiempos Soros preparaba el terreno en Georgia brindando sus asesorías. Así como el precio del petróleo ascendía cuando el dólar se devaluaba, de la misma forma baja el precio del oro negro cuando el billete verde se aprecia. Con cada amenaza de guerra bajaba también el euro frente al dólar ya que EEUU se revela como puerto más seguro ante una amenaza de guerra. Una eventual guerra a escala mundial significa una amenaza más inmediata para la zona del Euro. Europa se transformaría en una región de mayor riesgo para la inversión. La zona del dólar (incluyendo Gran Bretaña) se vislumbrarían, en cambio, como una región más segura para el capital. El resultado inmediato de una amenaza de guerra ha sido una creciente fuga de capital de la zona europea en general y Rusia en particular. (Vea, Ellen Brown, “Watch the Dog: how to conceal massive economic collapses” en www.globalresearch.ca ).

Con ello aumenta la demanda de dólares y se amortigua la hiperinflación en EEUU. La última hubiese sido el resultado lógico de la creación masiva de dinero sin respaldo para realizar el rescate multimillonario del sistema bancario y financiero. He ahí el motivo del nuevo Pearl Harbour del año 2008. Lo que pasó en Gaza, entonces, no fue una operación militar táctica de Israel, sino una decisión estratégica de parte de la alianza anglo-americana que lo apoya incondicionalmente y cuyo objetivo último es una guerra más ampliada involucrando a Irán. Lo que se esperaba del bombardeo masivo y la incursión militar en las ciudades de Gaza era que el costo humano en víctimas entre la población civil fuese tal que Irán se sintiera obligada a apoyar a Hamas en el conflicto. Un tal escenario es exactamente la respuesta que la alianza anglo-americana estaba esperando para justificar una guerra contra Irán que han estado planificando desde hace años. Sin embargo, resultó ser un juego peligroso que desembocó en su contrario. En la opinión de Muriel Mirak-Weissbach en su artículo “The Target is Iran: Israel's Latest Gamble May Backfire” ( www.globalresearch.ca), era probable que Irán no caería en la trampa y el genocidio sin límite efectivamente desacreditó a Israel de tal forma que las actitudes pro israelitas en Europa e incluso en EEUU han cambiado en manifestaciones y acciones políticas en su contra. En este sentido han sido signo de gran esperanza las manifestaciones multitudinarias en el mundo entero a principios de enero de 2009.

Rusia aparentemente se sintió amenazada con la invasión y el genocidio en Gaza. Aunque las noticias oficiales no lo señalarán es bien probable que el conflicto de gas entre Rusia y Ucrania estuviera en relación directa con lo que sucedió en la franja de Gaza. El recorte de gas a la Unión Europea vía Ucrania bien puede haber sido una forma de presionar al viejo continente para parar a Israel. Al cortar el gas en pleno invierno bravo, inmediatamente se logró un cese de fuego que Israel muy luego ya desestimó. Al continuar el genocidio, Rusia declara nulo el acuerdo sobre el gas entre la UE, Ucrania y Rusia. La alta diplomacia internacional sin duda entendió el mensaje: hay que presionar a Israel o sino no habrá gas para la UE.

A partir de lo anterior surge otra pregunta. ¿Hay motivos de pensar entonces en una guerra de mayor envergadura detrás de este escenario genocida en Gaza que gozó el pleno apoyo de la administración Bush y el silencio absoluto de Obama? Según Francis Boyle en su artículo “An Israeli War Crimes Tribunal may be the only deterrent to a global war” (www.globalresearch.ca ) estima posible que después de desarticular a Hamas, Israel se sentiría con las manos libres para ir a la guerra contra Siria. En tal caso Irán vendría en defensa de Siria. Un tal escenario es precisamente el que estaba esperando la administración estadounidense para declarar la guerra a Irán. A partir de ahí se pueden incorporar al conflicto Rusia y China, los verdaderos contrincantes de EEUU. Estimamos que de esta forma la administración Bush junto con Israel dejó así una herencia bélica para Obama, así como dejaron a Kennedy enredado con la crisis cubana Francis Boyle no es el único que señala este riesgo, sino hay cada vez más autores que lo ven como respuesta probable a la desesperada crisis financiera del imperio que no tiene precedente en la historia del capitalismo.

¿Hay indicios claros para la preparación de una guerra desde Israel? La Oficina Presupuestaria del Congreso de Estados Unidos estima que el déficit presupuestario de 2009 será de 1,2 billones de dólares, lo que representará algo más del 9% de PIB estadounidense. Un fuerte aumento del gasto militar es parte del mismo. Para Obama se trata de una carga impresionante que tendrá que gobernar a partir del día de su toma de posesión pero para el resto del mundo es un aviso de gran trascendencia. Matthias Chang estima correctamente que cuando la mera sobrevivencia de una potencia está en juego debido a una honda crisis financiera y el colapso de su moneda sea una real posibilidad, esa nación se prepara para la guerra como recurso último. En la opinión de Chang, la economía financiera con sus principales centros en Nueva York y Londres se encuentra en una situación desesperante ya que el dólar está a punto de colapsar. ¿Cuál es la situación inminente de una guerra? Para ir a la guerra, la economía de EEUU dependerá más que nunca de las reservas internacionales mundiales para poder endeudarse con más de un billón (un millón de millones) de dólares al año al tiempo que se les está acabando el crédito.

La burbuja de los Bonos del Tesoro: una bomba de tiempo


Desde el mes de septiembre de 2008, las reservas internacionales a nivel mundial ya no están aumentando. Con ello se agota la capacidad de un mayor endeudamiento de EEUU. La maquina de impresión de dólares sin respaldo actualmente está trabajando sin parar. La gravedad del momento lo muestra el hecho de que sólo en los tres últimos meses de 2008 Estados Unidos haya emitido nuevos billetes por valor de unos 600.000 millones de dólares. Mientras que la situación empeore y la deuda pública y privada (que ya representan el 60% y el 360% del PIB estadounidense respectivamente) siga creciendo Estados Unidos no hará otra cosa que externalizar su coste sobre el resto del mundo y seguir procurando que su deuda la paguen los demás países y los más pobres de su nación.

El mundo de las finanzas pronostica el estallido de una nueva burbuja Según Rosenberg, “la demanda de bonos del Tesoro alcanza ya la fase de una nueva burbuja, como las acciones de las firmas tecnológicas en 2000 y los bienes raíces en 2006”. El tema es analizado por el "Financial Times" (de Londres, Inglaterra, Reino Unido), cuando considera que si el dólar (estadounidense) empieza a ser castigado ante el riesgo de cesación de pagos por parte de Estados Unidos. La amenaza de pérdida de valor de lo invertido traería inevitablemente de la mano una brusca liquidación de posiciones. Sólo para este año se anticipa una emisión de deuda de dos billones de dólares sin compradores a la vista. Cualquier éxodo que se produzca actualmente podría detonar ventas inmediatas y generalizadas. No importa quien venda primero, si son extranjeros o locales", existe para el año 2009 el riesgo significativo de una brusca pérdida de confianza en la deuda del gobierno de Estados Unidos, y que entonces todo el mundo saldrá corriendo a la puerta al mismo tiempo.

Tan monumental es la deuda Juan Torres López, (“Papel mojado”, en www.rebelion.org ) que se comienza a plantear, por ejemplo, la posibilidad de condonar la deuda estadounidense en aras de garantizar la estabilidad de los pagos y los cambios en el planeta, toda vez de que la mayor parte de ellos están referidos a su divisa. Ahí está el lobby de los diplomáticos de la actual administración Obama con Madame Clinton en primera línea. De lograr semejante Nuevo Des-Orden, se trataría, desde luego, de un escándalo descomunal, de un acto de verdadera piratería económica y de una inmensa y atroz injusticia si se tiene en cuenta la mezquindad con la que siempre se ha tratado la deuda de los países más pobres. También se ha llegado a especular con la creación de una nueva divisa estadounidense que supondría una verdadera operación de mesa limpia en la economía mundial ante un dólar ya convertido verdaderamente en un papel higiénico que carece de todo valor.

En realidad EEUU como potencia se encuentra ante un callejón sin salida. La última vía que percibe la potencia arrinconada para salvarse es iniciar una guerra y de ser necesario a nivel mundial. Aquí es importante señalar que los deudores, con EEUU en primera fila, en un conflicto internacional se enfrentarían a sus principales acreedores como China y Rusia. Pedir crédito a China y Rusia en la actualidad para hacer más real una amenaza de guerra contra estos mismos países carece de sentido de realismo político. Lo anterior sin duda ha contribuido a que EEUU no logra más financiar su deuda externa. Lo anterior, sin embargo, no implica que EEUU no irá a la guerra. La historia ha dado ejemplos muy claros de ello con la Alemania Nazi. Fundamental para impedir un conflicto de envergadura internacional es la división interna de la OTAN e impedir en la medida de lo posible su ampliación hacia el Este. Promover una división entre la Unión Europea y EEUU y lograr promover una actitud de no hostigamiento de Europa a Rusia es y será fundamental en este contexto. Otro elemento fundamental es contribuir a y apoyar internacionalmente la oposición férrea dentro de EEUU ante una aventura bélica de proporciones no imaginables. Una política paralela necesaria es promover una acción inmediata ante las Naciones Unidas para establecer un tribunal internacional contra los crímenes de guerra de Israel como el socio más interesado en un conflicto bélico de mayor envergadura.