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En memoria de la Comuna

lunes, 27 de abril de 2009


V. I. Lenin
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Primera edición: En Rabóchaia Gazeta, núm.4-5, 15 (28) de abril de 1911.
Digitalización y HTML: Aritz, para el MIA, set. 2000.
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Han pasado cuarenta años desde la proclamación de la Comuna de París. Según la costumbre establecida, el proletariado francés honró con mítines y manifestaciones la memoria de los hombres de la revolución del 18 de marzo de 1871. A finales de mayo volverá a llevar coronas de flores a las tumbas de los communards fusilados, víctimas de la terrible “Semana de Mayo”, y ante ellas volverá a jurar que luchará sin descanso hasta el total triunfo de sus ideas, hasta dar cabal cumplimiento a la obra que ellos le legaron.


¿Por qué el proletariado, no sólo francés, sino el de todo el mundo, honra a los hombres de la Comuna de París como a sus predecesores? ¿Cuál es la herencia de la Comuna?

La Comuna surgió espontáneamente, nadie la preparó de modo consciente y sistemático. La desgraciada guerra con Alemania, las privaciones durante el sitio, la desocupación entre el proletariado y la ruina de la pequeña burguesía, la indignación de las masas contra las clases superiores y las autoridades, que habían demostrado una incapacidad absoluta, la sorda efervescencia en la clase obrera, descontenta de su situación y ansiosa de un nuevo régimen social; la composición reaccionaria de la Asamblea Nacional, que hacía temer por el destino de la República, todo ello y otras muchas causas se combinaron para impulsar a la población de París a la revolución del 18 de marzo, que puso inesperadamente el poder en manos de la Guardia Nacional, en manos de la clase obrera y de la pequeña burguesía, que se había unido a ella.

Fue un acontecimiento histórico sin precedentes. Hasta entonces, el poder había estado, por regla general, en manos de los terratenientes y de los capitalistas, es decir, de sus apoderados, que constituían el llamado gobierno. Después de la revolución del 18 de marzo, cuando el gobierno del señor Thiers huyó de París con sus tropas, su policía y sus funcionarios, el pueblo quedó dueño de la situación y el poder pasó a manos del proletariado. Pero en la sociedad moderna, el proletariado, avasallado en lo económico por el capital, no puede dominar políticamente si no rompe las cadenas que lo atan al capital. De ahí que el movimiento de la Comuna debiera adquirir inevitablemente un tinte socialista, es decir, debiera tender al derrocamiento del dominio de la burguesía, de la dominación del capital, a la destrucción de las bases mismas del régimen social contemporáneo.
Al principio se trató de un movimiento muy heterogéneo y confuso. Se adhirieron a él los patriotas, con la esperanza de que la Comuna reanudaría la guerra contra los alemanes, llevándola a un venturoso desenlace. Los apoyaron asimismo los pequeños tenderos, en peligro de ruina si no se aplazaba el pago de las deudas vencidas de los alquileres (aplazamiento que les negaba el gobierno, pero que la Comuna les concedió). Por último, en un comienzo también simpatizaron en cierto grado con él los republicanos burgueses, temerosos de que la reaccionaria Asamblea Nacional (los “rurales”, los salvajes terratenientes) restablecieran la monarquía. Pero el papel fundamental en este movimiento fue desempeñado, naturalmente, por los obreros (sobre todo, los artesanos de París), entre los cuales se había realizado en los últimos años del Segundo Imperio una intensa propaganda socialista, y que inclusive muchos de ellos estaban afiliados a la Internacional.

Sólo los obreros permanecieron fieles a la Comuna hasta el fin. Los burgueses republicanos y la pequeña burguesía se apartaron bien pronto de ella: unos se asustaron por el carácter socialista revolucionario del movimiento, por su carácter proletario; otros se apartaron de ella al ver que estaba condenada a una derrota inevitable. Sólo los proletarios franceses apoyaron a su gobierno, sin temor ni desmayos, sólo ellos lucharon y murieron por él, es decir, por la emancipación de la clase obrera, por un futuro mejor para los trabajadores.

Abandonada por sus aliados de ayer y sin contar con ningún apoyo, la Comuna tenía que ser derrotada inevitablemente. Toda la burguesía de Francia, todos los terratenientes, corredores de bolsa y fabricantes, todos los grandes y pequeños ladrones, todos los explotadores, se unieron contra ella. Con la ayuda de Bismarck (que dejó en libertad a 100.000 soldados franceses prisioneros de los alemanes para aplastar al París revolucionario), esta coalición burguesa logró enfrentar con el proletariado parisiense a los campesinos ignorantes y a la pequeña burguesía de provincias, y rodear la mitad de París con un círculo de hierro (la otra mitad había sido cercada por el ejército alemán). En algunas grandes ciudades de Francia (Marsella, Lyon, Saint-Etienne, Dijon y otras) los obreros también intentaron tomar el poder, proclamar la Comuna y acudir en auxilio de París, pero estos intentos fracasaron rápidamente. Y París, que había sido la primera en enarbolar la bandera de la insurrección proletaria, quedó abandonada a sus propias fuerzas y condenada una muerte cierta.

Para que una revolución social pueda triunfar, necesita por lo menos dos condiciones: un alto desarrollo de las fuerzas productivas y un proletariado preparado para ella. Pero en 1871 se carecía de ambas condiciones. El capitalismo francés se hallaba aún poco desarrollado, y Francia era entonces, en lo fundamental, un país de pequeña burguesía (artesanos, campesinos, tenderos, etc.). Por otra parte, no existía un partido obrero, y la clase obrera no estaba preparada ni había tenido un largo adiestramiento, y en su mayoría ni siquiera comprendía con claridad cuáles eran sus fines ni cómo podía alcanzarlos. No había una organización política seria del proletariado, ni fuertes sindicatos, ni sociedades cooperativas...
Pero lo que le faltó a la Comuna fue, principalmente tiempo, posibilidad de darse cuenta de la situación y emprender la realización de su programa. No había tenido tiempo de iniciar la tarea cuando el gobierno, atrincherado en Versalles y apoyado por toda la burguesía, inició las operaciones militares contra París. La Comuna tuvo que pensar ante todo en su propia defensa. Y hasta el final mismo, que sobrevino en la semana del 21 al 28 de mayo, no pudo pensar con seriedad en otra cosa.

Sin embargo, pese a esas condiciones tan desfavorables y a la brevedad de su existencia, la Comuna adoptó algunas medidas que caracterizan suficientemente su verdadero sentido y sus objetivos. La Comuna sustituyó el ejército regular, instrumento ciego en manos de las clases dominantes, y armó a todo el pueblo; proclamó la separación de la Iglesia del Estado; suprimió la subvención del culto (es decir, el sueldo que el Estado pagaba al clero) y dio un carácter estrictamente laico a la instrucción pública, con lo que asestó un fuerte golpe a los gendarmes de sotana. Poco fue lo que pudo hacer en el terreno puramente social, pero ese poco muestra con suficiente claridad su carácter de gobierno popular, de gobierno obrero: se prohibió el trabajo nocturno en las panaderías; fue abolido el sistema de multas, esa expoliación consagrada por ley de que se hacía víctima a los obreros; por último, se promulgó el famoso decreto en virtud del cual todas las fábricas y todos los talleres abandonados o paralizados por sus dueños eran entregados a las cooperativas obreras, con el fin de reanudar la producción. Y para subrayar, como si dijéramos, su carácter de gobierno auténticamente democrático y proletario, la Comuna dispuso que la remuneración de todos los funcionarios administrativos y del gobierno no fuera superior al salario normal de un obrero, ni pasara en ningún caso de los 6.000 francos al año (menos de 200 rublos mensuales).

Todas estas medidas mostraban elocuentemente que la Comuna era una amenaza mortal para el viejo mundo, basado en la opresión y la explotación. Esa era la razón de que la sociedad burguesa no pudiera dormir tranquila mientras en el ayuntamiento de París ondeara la bandera roja del proletariado. Y cuando la fuerza organizada del gobierno pudo, por fin, dominar a la fuerza mal organizada de la revolución, los generales bonapartistas, esos generales batidos por los alemanes y valientes ante sus compatriotas vencidos, esos Rénnenkampf y Meller-Zakomielski franceses, hicieron una matanza como París jamás había visto. Cerca de 30.000 parisienses fueron muertos por la soldadesca desenfrenada; unos 45.000 fueron detenidos y muchos de ellos ejecutados posteriormente; miles fueron los desterrados o condenados a trabajar forzados. En total, París perdió cerca de 100.000 de sus hijos, entre ellos a los mejores obreros de todos los oficios.

La burguesía estaba contenta. “¡Ahora se ha acabado con el socialismo para mucho tiempo!”, decía su jefe, el sanguinario enano Thiers, cuando él y sus generales ahogaron en sangre la sublevación del proletariado de París. Pero esos cuervos burgueses graznaron en vano. Después de seis años de haber sido aplastada la Comuna, cuando muchos de sus luchadores se hallaban aún en presidio o en el exilio, se iniciaba en Francia un nuevo movimiento obrero. La nueva generación socialista, enriquecida con la experiencia de sus predecesores, cuya derrota no la había desanimado en absoluto, recogió la bandera que había caído de las manos de los luchadores de la Comuna y la llevó adelante con firmeza y audacia, al grito de “¡Viva la revolución social, viva la Comuna!” Y tres o cuatro años más tarde, un nuevo partido obrero y la agitación levantada por éste en el país obligaron a las clases dominantes a poner en libertad a los communards que el gobierno aún mantenía presos.

La memoria de los luchadores de la Comuna es honrada no sólo por los obreros franceses, sino también por el proletariado de todo el mundo, pues aquella no luchó por un objetivo local o estrechamente nacional, sino por la emancipación de toda la humanidad trabajadora, de todos los humillados y ofendidos. Como combatiente de vanguardia de la revolución social, la Comuna se ha ganado la simpatía en todos los lugares donde sufre y lucha el proletariado. La epopeya de su vida y de su muerte, el ejemplo de un gobierno obrero que conquistó y retuvo en sus manos durante más de dos meses la Capital del mundo, el espectáculo de la heroica lucha del proletariado y de sus sufrimientos después de la derrota, todo esto ha levantado la moral de millones de obreros, alentado sus esperanzas y ganado sus simpatías para el socialismo. El tronar de los cañones de París ha despertado de su sueño profundo a las capas más atrasadas del proletariado y ha dado en todas partes un impulso a la propaganda socialista revolucionaria. Por eso no ha muerto la causa de la Comuna, por eso sigue viviendo hasta hoy día en cada uno de nosotros.

La causa de la Comuna es la causa de la revolución social, es la causa de la completa emancipación política y económica de los trabajadores, es la causa del proletariado mundial. Y en este sentido es inmortal.

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La crisis como medio para erigir un Estado totalitario global


Olga Chetverikova Global Research

Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens


Mientras la crisis financiera y económica mundial llega a su punto máximo, los dirigentes políticos y elites occidentales tratan de inculcar a la humanidad la idea de que esta convulsión terminará por “convertir al mundo en algo diferente.”

A pesar de que la visión del ‘nuevo orden mundial’ sigue siendo vaga y difusa, la idea principal es bastante clara: Un solo gobierno global, dicen, tiene que ser establecido si no queremos que prevalezca el caos generalizado.

De vez en cuando, los políticos occidentales mencionan la necesidad de un ‘nuevo orden mundial,’ de una ‘nueva arquitectura financiera mundial,’ o de alguna clase de ‘control supranacional,’ llamándolo un ‘Nuevo Trato’ para el mundo. Nicolas Sarkozy fue el primero en decirlo, cuando se dirigió a la Asamblea General de la ONU en septiembre de 2007 (es decir, antes de la crisis).

Durante la reunión de febrero de 2009 en Berlín convocada para preparar la cumbre del G-20, lo mismo fue repetido por Gordon Brown, quien dijo que se necesita un Nuevo Trato a escala mundial. Somos conscientes, agregó, que en lo que concierne a los flujos financieros globales, no seríamos capaces de salir de esta situación sólo con la ayuda de autoridades puramente nacionales. Necesitamos autoridades y vigilantes mundiales para que las actividades de instituciones financieras que operan en los mercados mundiales sean totalmente abiertas a nosotros. Tanto Sarkozy como Brown son protegidos de los Rothschild. Declaraciones hechas por ciertos representantes de la ‘elite global’ indican que la actual crisis está siendo utilizada como mecanismo para provocar convulsiones sociales cada vez más profundas que harían que la humanidad – sumida como ya está en el caos y atemorizada por el fantasma de una violencia generalizada – inste por su propia libre voluntad a que un árbitro “supranacional” con poderes dictatoriales intervenga en los asuntos del mundo.

Los eventos siguen el mismo camino que la Gran Depresión en 1929-1933: una crisis financiera, una recesión económica, conflictos sociales, el establecimiento de dictaduras totalitarias, la incitación a una guerra para concentrar el poder, y el capital, en manos de un círculo limitado. Esta vez, sin embargo, un ejemplo claro es la etapa final en la estrategia de ‘control global,’ en la que se daría un golpe decisivo a la institución de la soberanía nacional de los Estados, seguido por una transición al poder privado de elites transnacionales.

A fines de los años noventa, David Rockefeller, autor de la idea del poder privado que debe reemplazar a los gobiernos, ya dijo que nosotros (el mundo) estábamos en el umbral de cambios globales. Todo lo que necesitamos, siguió diciendo, es alguna crisis en gran escala que haga que la gente acepte el nuevo orden mundial.

Jacques Attali, asesor de Sarkozy y es jefe del Banco Europeo para la Reconstrucción y el Desarrollo (EBRD), afirmó que las elites habían sido incapaces de encarar los problemas monetarios de los años treinta. Temía, dijo, que se volviera a cometer el mismo error. Primero libraremos guerras, continuó, y dejaremos que mueran 300 millones de personas. Después vendrán reformas y un gobierno mundial. Pregunto si: ¿No vale más que vayamos pensando en un gobierno mundial en esta etapa?

Lo mismo declaró Henry Kissinger: “En última instancia, la tarea principal es definir y formular las preocupaciones generales de la mayoría de los países, así como de todos los principales Estados respecto a la crisis económica, considerando el temor colectivo a una yihad terrorista. Después, todo eso debería ser convertido en una estrategia de acción común… Por lo tanto, EE.UU. y sus socios potenciales tienen una oportunidad única de convertir el momento de la crisis en una visión de esperanza.”

El mundo está siendo dirigido a aceptar paso a paso la idea del ‘nuevo orden’ para evitar que se provoquen eventos que probablemente harían que las protestas universales contra el empeoramiento de las condiciones de existencia tomen “un camino equivocado” y se descontrolen. Lo principal que logró la Etapa Uno fue iniciar una amplia discusión sobre el ‘gobierno global’ y la ‘inadmisibilidad del proteccionismo’ con énfasis en la ‘desesperanza’ de los modelos de Estado-nación para emerger de la crisis.

Esta discusión tiene como telón de fondo presiones relacionadas con la información que ayudan a aumentar las ansiedades humanas, el miedo y la inseguridad. Parte de esas acciones son las siguientes: Pronósticos de la OMC en el sentido de 1.400 millones de personas probablemente caigan bajo la línea de la pobreza en 2009; una advertencia del director general de la OMC de que en el futuro inmediato se espera el mayor declive en el comercio mundial en la historia de la posguerra; una declaración de Dominique Strauss-Kohn del FMI (protegido de Sarkozy) de que una crisis económica mundial es inminente a menos que se implemente una reforma en gran escala del sector financiero de la economía mundial, y un colapso que con gran probabilidad conducirá no sólo a descontento social sino también a una guerra.

En este contexto, se presentó la idea de introducir una moneda mundial común como piedra angular del ‘nuevo orden mundial.’ Los verdaderos cerebros de este antiguo proyecto se mantienen todavía en la sombra. Señalemos que uno u otro representante son puestos de relieve en este contexto. Es reminiscente de la situación antes de la Primera Guerra Mundial, cuando los círculos anglo-franceses, que poseían algunos planes bien elaborados para una nueva división del mundo, instruyeron al Ministro de Exteriores ruso para que elaborara un programa general para la Entente Cordial. Quedó registrado en los anales de la historia como “programa Sazonov”, a pesar de que Rusia no jugó un papel independiente en esa guerra y fue incorporada desde el principio en el sistema de intereses de la elite financiera británica.

El 19 de marzo, Henry Kissinger fue a Moscú como miembro de los ‘Hombres Sabios’ (James Baker, George Schultz, y otros), quienes tuvieron reuniones con los dirigentes rusos antes de la cumbre del G-20. Dmitry Trenin, director del Carnegie Center de Moscú y participante en la última reunión de los Bilderberger, calificó la reunión de ‘señal positiva.’ El 25 de marzo. Moskovsky Komsomolets publicó un artículo: “La crisis y los problemas del mundo,’ de Gavriil Popov (actualmente presidente de la Unión Internacional de Economistas) quien expresó abiertamente lo que normalmente se discutía tras puertas cerradas.

El artículo mencionó un Parlamento Mundial, un Gobierno Mundial, Fuerzas Armadas Mundiales, una Fuerza de Policía Mundial, el Banco Mundial, la necesidad de colocar bajo control internacional las armas nucleares, las capacidades de generación de energía nuclear, toda la tecnología de cohetes espaciales, y los minerales del planeta, la imposición de límites a las tasas de natalidad, la limpieza de la reserva de genes de la humanidad, el fomento de gente intolerante hacia la incompatibilidad cultural y religiosa, y cosas semejantes.

Los “países que no acepten las perspectivas globales,” dice Popov, “deben ser expulsados de la comunidad mundial.”

Desde luego, el artículo de Moskovsky Komsomolets no dice nada nuevo que ayude a comprender la estrategia de la elite global. Otra cosa es importante. El establecimiento de un orden policial totalitario y la eliminación de Estados nacionales son sugeridos como un programa abierto de acción, y se recomienda lo que tanto liberales, socialistas y conservadores siempre vieron como un ‘nuevo fascismo,’ como si fuera el único camino saludable para toda la humanidad. Existe quien quiere que la discusión de esos proyectos se convierta en la norma. En este contexto, se destacan algunos representantes ‘particularmente fiables’ de Rusia, de esa Rusia que se convertirá en la principal víctima de la política de saqueo total si el ‘gobierno global’ se hiciera realidad.

El G-20 no discutió el tema de la moneda común global, ya que todavía no ha llegado el momento adecuado para hacerlo. La propia cumbre fue un paso por el camino hacia el caos, porque sus decisiones, si son seguidas a ciegas, sólo empeorarán la situación socioeconómica del mundo y, para citar a Lyndon LaRouche, “acabarán con el paciente.”

Mientras tanto, están exacerbando la crisis, y los analistas predicen una era de desempleo masivo. Las predicciones más pesimistas provienen de LEAP/Europe 20201, que las publica regularmente en sus boletines e incluso las expone en una carta abierta enviada a los dirigentes de los Veinte antes de la cumbre de Londres.

Ya en febrero de 2006, LEAP fue sorprendentemente preciso en la descripción de las perspectivas para la ‘crisis sistémica global’ como consecuencia de la enfermedad financiera causada por la deuda de EE.UU. Los analistas de LEAP ven los eventos actuales en el contexto de la crisis general que comenzó a fines de los años setenta y que ahora está en su cuarta final, y la más grave, la así llamada ‘fase de decantación’, en la cual comienza el colapso de la economía real. Según Frank Biancheri de LEAP, no se trata simplemente de una recesión sino del fin del sistema, en el cual colapsó su pilar principal, la economía de EE.UU. “Estamos presenciando el fin de toda una época ante nuestros propios ojos.”

La crisis puede llevar a las consecuencias más difíciles. LEAP pronostica un aumento en el desempleo a entre 15 y 20% en Europa y hasta un 30% en EE.UU. Si no se soluciona el problema clave del dólar, los eventos mundiales vivirán un cambio dramático en extremo. El colapso del dólar ya puede tener lugar en julio de 2009, y la crisis que potencialmente puede durar décadas provocará “una desintegración geopolítica a escala mundial” con agitación social y conflictos civiles, con la división del mundo en bloques separados, con un retorno del mundo a la Europa de 1914, con choques militares, etc. El malestar popular más poderoso tendrá lugar en países con los sistemas de seguridad social menos desarrollados y las mayores concentraciones de armas, primordialmente en Latinoamérica y EE.UU., donde la violencia social ya se manifiesta en las actividades de bandas armadas. Los expertos señalan un comienzo de la fuga de población estadounidense a Europa, donde la amenaza directa a la vida no es tan grande por el momento. Aparte de conflictos armados, los analistas de LEAP pronostican escaseces de energía, alimentos y agua en áreas que dependen de importaciones de alimentos.

Los expertos de LEAP describen la conducta manifestada por las elites occidentales como totalmente inadecuada: “Nuestros dirigentes no han logrado comprender lo que ha sucedido, y muestran hasta hoy el mismo grado de incomprensión. Estamos en medio de un período de recesión prolongada, y era necesario involucrarse en la introducción de algunas medidas a largo plazo para amortiguar los golpes, mientras nuestros dirigentes siguen en la esperanza de evitar una recesión prolongada… Todos ellos han sido formados alrededor del pilar estadounidense y no pueden ver que el pilar está en ruinas…”

Pero eso no lo ven los dirigentes de medio rango, mientras los gerentes del mundo al máximo nivel están, al contrario, bastante bien informados: son ellos los que implementan el ‘caos controlado’ y la política general de desintegración, incluyendo una guerra civil y la desintegración de EE.UU. planificadas para fines de 2009, una perspectiva que es discutida ampliamente por los medios estadounidenses y mundiales.

En el umbral de conflictos planificados en varias áreas del planeta, se está estableciendo un sistema que proveerá un centro supranacional basado en una maquinaria punitiva a gran escala total: un control político, militar, legal y electrónico total sobre la población. Ese sistema utiliza el principio de la administración de redes que permite empotrar en cualquier sociedad estructuras paralelas de autoridad que informan a centros exteriores de toma de decisiones y que están legitimadas mediante la doctrina de la prevalencia del derecho internacional por sobre el derecho nacional. El cascarón sigue siendo nacional, mientras el poder real se hace transnacional. Jacques Attali lo llama ‘Estado basado en la ley global.’

El centro gobernante del Estado basado en la ley global está ubicado en EE.UU. Aunque sus fundamentos comenzaron a emerger en los años noventa, la lucha contra el terrorismo después de los eventos del 11-S ha llevado a fenómenos completamente nuevos. La aprobación de la Ley Patriota de 2001 no sólo permitió a los servicios de seguridad el control de la población estadounidenses y de extranjeros sospechosos, sino aceleró la transferencia de responsabilidades del Estado a manos de estructuras corporativas transnacionales.

Las actividades de inteligencia, comerciales o bélicas, sistemas penitenciarios, y control de la información están pasando a manos privadas. Esto se hace mediante la así llamada subcontratación, un fenómeno empresarial relativamente nuevo que consiste en que ciertas funciones sean confiadas a firmas privadas que actúan como contratistas y se basan en individuos fuera de una organización para solucionar sus tareas internas.

En 2007, el gobierno de EE.UU. estableció que un 70% de su presupuesto de inteligencia secreta es gastado en contratistas privados y que “la burocracia de inteligencia de la Guerra Fría se está convirtiendo en algo nuevo, donde dominan los intereses del contratista.” Para la sociedad estadounidense (incluido el Congreso), sus actividades siguen siendo confidenciales, lo que les permite reunir más y más funciones importantes en sus manos.

Ex empleados de la CIA dicen que cerca de un 60% de su personal trabaja a contrata. Esa gente analiza la mayor parte de la información, escribe informes para los que toman decisiones en las autoridades del Estado, mantienen comunicaciones entre diversos servicios de seguridad, ayudan a estaciones en el exterior, y analizan la intercepción de datos. Como resultado, la Agencia Nacional de Seguridad [NSA] depende más y más de compañías privadas que tienen acceso a información confidencial. No sorprende, por lo tanto, que esté cabildeando en el Congreso por una ley que supuestamente garantizará inmunidad a las corporaciones que han trabajado con la NSA durante los últimos cinco años.

Lo mismo sucede con compañías militares privadas (PMC) que han estado asumiendo más y más funciones militares y policiales. Comenzó en una escala significativa en los años noventa en la antigua Yugoslavia, pero los contratistas fueron utilizados de modo especialmente amplio en Afganistán y otras zonas de conflicto. Realizaron las acciones ‘más sucias’, como fue el caso en la guerra en Osetia del Sur, donde participaron hasta 3.000 mercenarios Actualmente, las PMC son verdaderos ejércitos, cada una hasta de 70.000, que operan en más de 60 países, con ingresos anuales de hasta 180.000 millones de dólares (según Brookings Institution, EE.UU.) Por ejemplo, más de 20.000 empleados de PMC estadounidenses trabajan en Iraq junto con el contingente militar de 160.000 estadounidenses.

El sistema de prisiones privadas también crece rápidamente en EE.UU. El complejo de la industria carcelaria, que utiliza prácticas de trabajo esclavo y de maquilas, está floreciendo, y sus inversionistas están basados en Wall Street. El uso de mano de obra de reclusos por corporaciones privadas ya ha sido legalizado en 37 Estados, y es utilizado por grandes corporaciones como IBM, Boeing, Motorola, Microsoft, Texas Instrument, Intel, Pierre Cardin, y otros. En 2008, la cantidad de presidiarios en el país (en su mayoría afro-estadounidenses y latinoamericanos), fue de 2,2 millones, o sea un 25% de todos los presidiarios del mundo.

Después de la llegada al poder de Bush, comenzó la privatización del sistema de transporte y retención de inmigrantes en campos de concentración. En particular, una filial de la notoriamente célebre firma Halliburton, Kellog Brown and Root (otrora dirigida por Dick Cheney), hizo precisamente eso.

Los mayores logros han sido hechos durante los últimos años en el área del establecimiento del control electrónico sobre las identidades de la gente, realizado bajo el pretexto del contraterrorismo. Actualmente, el FBI está creando la mayor base de datos de índices biométricos del mundo (huellas digitales, escaneos de la retina, formas de caras, formas y ubicación de cicatrices y modelos de lenguaje y gestos, etc.) que ahora contiene 55 millones de huellas digitales. Las últimas novedades incluyen la introducción de sistemas de escaneo de cuerpos en aeropuertos de EE.UU., rastreo de literatura leída por pasajeros en los vuelos, etc. Una nueva oportunidad para reunir información detallada sobre las vidas privadas de la gente resulta de la Directiva N59 de la NSA, aprobada en el verano de 2008: “Biometría de identificación y rastreo con el propósito de fortalecer la seguridad nacional,” y la confidencial “Ley de Preparación del Interior para el Terrorismo.”

Al evaluar la política de las autoridades de EE.UU., el ex congresista y candidato presidencial en 2008, Ron Paul, dijo que EE.UU. se está convirtiendo gradualmente en un Estado fascista: “Nos acercamos no a un fascismo al estilo de Hitler, sino a otro más suave, que se muestra en la pérdida de libertades civiles, en la que las corporaciones lo dirigen todo y… el gobierno está en la misma cama con el gran dinero.” ¿Podemos recordarles que Ron Paul es uno de los pocos políticos estadounidenses que se pronuncian por el cierre del Sistema de la Reserva Federal por ser una organización secreta inconstitucional?

Con la llegada de Obama al poder, el orden policial en EE.UU. se hace más y más hermético en dos direcciones – el fortalecimiento de la seguridad interior y la militarización de instituciones civiles. Significativamente, después de haber condenado las violaciones de las libertades individuales cometidas por el gobierno de Bush, Obama ha colocado a su propio personal bajo un control total al hacer que firme un formulario de 63 preguntas que incluye los detalles más intricados de sus vidas privadas. En enero, el presidente de EE.UU. firmó leyes que posibilitan la continuación de la práctica ilegal del secuestro de personas, su retención secreta en prisiones, y su envío a países donde se utiliza la tortura. También propuso una ley llamada Ley de Establecimiento del Centro de Ayuda para Emergencias Nacionales, que estipula el establecimiento de seis centros semejantes en bases militares de EE.UU. para suministrar ayuda a gente que sea desplazada por una situación de emergencia o desastre, colocándola así bajo jurisdicción militar. Los analistas relacionan esa ley con posibles disturbios y la consideran una prueba de que el gobierno de EE.UU. se prepara para un conflicto militar que podría resultar de la provocación que está siendo preparada.

El sistema estadounidense de control policial es activamente implementado en otros países, sobre todo en Europa – mediante el establecimiento de la hegemonía legal estadounidense en su territorio mediante la conclusión de diversos acuerdos. Una gran parte en ello la tuvieron las conversaciones estadounidenses-europeas sobre la creación común del ‘área de control de la población’ realizadas fuera de la atención del público en la primavera de 2008, cuando el Parlamento Europeo adoptó una resolución que ratificó la creación de un solo mercado transatlántico, eliminando todas las barreras para el comercio y las inversiones para 2015. Las conversaciones resultaron en el informe confidencial preparado por los expertos de seis países participantes. Este informe describió el proyecto de crear el ‘área de cooperación’ en las esferas de ‘libertad, seguridad y justicia’.

El informe insiste en la reorganización del sistema de justicia y de asuntos internos de los países miembro de la UE de manera que se parezca al sistema estadounidense. Tiene que ver no sólo con la capacidad de transferir datos personales y la cooperación de servicios policiales (que ya es implementada), sino también, por ejemplo, la extradición de inmigrantes a la UE a autoridades de EE.UU. de acuerdo con el nuevo mandato que abolió todas las garantías que aseguraba el procedimiento europeo de extradición. En EE.UU., la Ley de Comisiones Militares de 2006 está en vigor, y permite la persecución o encarcelamiento de toda persona que sea identificada como “enemigo combatiente ilegal” por las autoridades ejecutivas y se extiende a inmigrantes de cualquier país que no esté en guerra con EE.UU. Son perseguidos como “enemigos” no sobre la base de alguna evidencia sino porque son calificados como tales por agencias gubernamentales. Ningún gobierno extranjero ha protestado contra esta ley que es de relevancia internacional.

Pronto firmarán el acuerdo sobre comunicación de datos personales, de acuerdo con el cual las autoridades estadounidenses podrán obtener información personal como ser números de tarjetas de crédito, detalles de cuentas bancarias, inversiones, rutas de viaje o comunicación vía Internet, así como la información concerniente a la raza, las creencias políticas y religiosas, costumbres, etc. Los países de la UE introdujeron pasaportes biométricos bajo presión de EE.UU. La nueva regulación de la UE implica el cambio general de ciudadanos de la UE a pasaportes electrónicos desde fines de junio de 2009 hasta 2012. Los nuevos pasaportes incluirán un chip con no sólo información del pasaporte y una foto, sino también huellas digitales.

Estamos presenciando la creación de un campo de concentración electrónico global, y se utiliza la crisis, los conflictos y las guerras para justificarlo. Como escribiera Douglas Reed “la gente tiende a temblar ante un peligro imaginario y es demasiado perezosa para ver el conflicto real.”


Strategic Cultural Foundation

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“No envidiamos a nadie” (Impresiones de Corea)

domingo, 26 de abril de 2009


El viaje de una periodista rusa a Corea del Norte.
Irina Malenko
| Left.ru

Una vez cruzada la frontera entre China y la República Popular Democrática de Corea (RPDC) el paisaje cambia como por arte de magia: en lugar de las ásperas montañas cubiertas de árboles, con grises y humeantes ciudades intercalándose entre ellas, de repente aparece arrastrándose tras la ventanilla del tren un verdor cegador de campos de arroz, cuidadosamente separados unos de otros por hileras de patatas y maíz. Corea es un país montañoso, no hay mucha tierra adecuada para la agricultura, y da la impresión de que aquí se planta y cultiva todo lo que se puede, hasta en las laderas de las colinas, donde crecen plantas de maíz y de diferentes hortalizas en terrazas, a menudo en tales ángulos que es imposible imaginar como han conseguido encaramarse hasta allí los agricultores nativos. El tractor en esos lugares, evidentemente, no sirve; la tierra se trabaja a mano o se labra con ayuda de bueyes... En los campos no hay, literalmente, ni una hierba de maleza, ni siquiera en los más alejados de los caminos. Campos perfectos.

¡Qué terribles relatos no nos cuenta hoy en día la prensa burguesa sobre la RPDC! No tiene sentido repetirlos todos, abran cualquier periódico: “en Pyongyang prohíben a la gente colgar cortinas en las ventanas, para saber qué es lo que pasa en las casas” o “en Corea del Norte se llevan a cabo ejecuciones públicas por el uso de teléfonos móviles” (no se dice a quién, dónde , cuando y por qué exactamente se practicaron esas ejecuciones, naturalmente, como no se dice cuales son las fuentes de semejantes “informaciones”). Lo mismo que, antes, según esa misma prensa, en la URSS no teníamos sindicatos, las mujeres trabajaban exclusivamente porque sus maridos no podían alimentarlas, y los niños y las mujeres estaban “socializados” por los malvados bolcheviques...

Desde las primeras escenas que pude observar en la RPDC, no me surgió la sensación de estar en una empobrecida dictadura del “eje del mal”, olvidada de Dios, como pretende inculcarnos la prensa “democrática”... sino ¡una impresión de fiesta! ¡Hacía exactamente 30 años que no veía esas filas de árboles con los troncos blanqueados a lo largo del camino! Los tranvías y trolebuses de aquí están mucho más nuevos y limpios que los de mi “democratizada” ciudad natal en Rusia, y no hay ni un solo asiento roto. Nadie escribe en las tapias palabras malsonantes, ni en la lengua nativa ni en inglés. Hasta el día de hoy es posible bañarse en los ríos y beber agua de manantial (lo que sorprendió mucho a los europeos occidentales de nuestro grupo) y el agua del grifo en Pyongyang se puede beber directamente, sin ninguna necesidad de hervirla antes.

Pyongyang es una ciudad muy verde. Parece un enorme parque. En sus calles se ven sobre todo sauces y álamos; hay mucha agua: por la ciudad pasan dos ríos, formando algunas islas en medio. ¡Y además, por primera vez en mi vida veo modernos edificios multicolores de muchos pisos realmente bonitos, originales y diferentes unos de otros!

Como ya dije, la gente va por la calle bien vestida, pulcra (¡y con gusto!). (A decir verdad, muchos calzan botas de goma, pero con lluvia, así que no hay en esto nada de sorprendente). Nadie tira basura a la calle y por eso no se ven contenedores de basura. Esto me recuerda un cartel en la pared de uno de los comedores de los tiempos soviéticos: “¡Hay limpieza, no donde se limpia mucho, sino donde no se ensucia!”. Lo primero que nos sorprendió agradablemente de Pyongyang fue el silencio y la tranquilidad de las noches. A cambio, por la mañana temprano te despiertas con el sonido de las escobas de los barrenderos que limpian las calles. Pyongyang es quizás la ciudad más limpia del mundo. Y en el curso de la jornada se ven aquí y allá personas, escolares incluidos, que ayudan a mantener la limpieza de la ciudad. Por cierto, esto se refiere no solo a la capital, lo mismo vimos en las ciudades de provincias, e incluso en las aldeas. Los niños plantan flores a lo largo de los caminos y los soldados trabajan en los campos, con arados de bueyes. ¿Puede uno imaginarse un cuadro más pacífico?

Aquí nadie lleva en las manos decenas de bolsas (si hay que portar algo pesado se lleva a la espalda, en una mochila). Los rostros de la gente son afables y joviales. En las calles hay poco transporte (¡no podemos olvidar los problemas energéticos de este pequeño país, abandonado a su suerte por sus principales amigos y aliados, y aún así capaz de sobrevivir y continuar, no sólo manteniendo su independencia, sino desarrollándose a pesar de todas las adversidades!), muchas personas van a pie, o conducen bicicletas, practican deporte y trabajo físico, y por eso aquí prácticamente nadie padece obesidad. Recuerdo como van las cosas a este respecto donde vivo ahora... Uno de cada 4 niños en Irlanda padece hoy sobrepeso. Y en cuanto a los adultos, se muestra en televisión el siguiente anuncio: “Por favor, ¡muévanse aunque sea sólo media hora al día! Eso sería suficiente para mantener un modo de vida saludable...”

A propósito, en la cuestión de la energía eléctrica, en la RPDC son ahorrativos: donde es posible las bombillas normales se han sustituido por otras de bajo consumo (¡algo que en Occidente todavía sólo está pensándose en introducir!), y allí donde la luz no es necesaria se apaga inmediatamente.

Los coreanos van por las calles a sus quehaceres sin apresurarse, y en los transportes no organizan apreturas. Los mostradores de las tiendas están llenos de productos, en cambio no hay colas como las que existían entre nosotros. Aquí la gente entra tranquilamente en las tiendas cuando necesitan alguna cosa, la escogen y la compran. El sistema capitalista en los llamados países desarrollados, por la fuerza de las leyes inherentes a su funcionamiento, tiende a acostumbrar a la gente a comprar incluso cosas que ésta no necesita en absoluto: se empieza con que el “shopping” (ir de compras) se convierte en una de las aficiones de la persona, uno de sus pasatiempos preferidos, progresivamente las personas se convierten en auténticos “shophólicos” y, como en cualquier drogadicción, experimentan satisfacción sólo en un corto periodo de tiempo después de la compra, luego sienten la necesidad irresistible de comprar algo nuevo, y cada vez les parece que después de esa última compra van, finalmente a aprehender el sentido de la vida y a sosegarse... Terrible enfermedad, que arrastra a las personas a un interminable torbellino de deudas con créditos y préstamos, después de lo cual muchas de ellas trabajan ya sólo para el pago de esas deudas... ¿Y como puede una persona así ser “libre”? Se encuentra, de hecho, atado de pies y manos, lo que se exigía de él.

Los coreanos de la RPDC no conocen, afortunadamente, esta terrible enfermedad. Pero la variedad de productos en las tiendas es aquí suficientemente amplio, y nadie se hincha de hambre, como ocurre en los “democráticos” países africanos (a una persona de 20 años de edad, por ejemplo, aquí le corresponden 700 gramos de arroz diario). Estuvimos en diferentes regiones del país, incluida la zona agrícola, en la región en la cual, de creer a la prensa occidental, debería de haber hambre (sobre la visita a un sovjós local, granja estatal, hablaré más adelante) y pudimos convencernos por nuestros propios ojos que esos “relatos de terror” son del mismo tipo de los de las “armas de destrucción masiva iraquíes”.

Los coreanos compran libremente artículos también en las tiendas de los hoteles donde viven los extranjeros. Nosotros vivíamos en un hotel con nativos, y no me ocurrió ni una sola vez que alguno de nuestros acompañantes no nos permitiera comunicarnos con cualquiera de ellos. Naturalmente, existen en el país lugares que no se pueden mostrar a los extranjeros; antes también ocurría eso entre nosotros, y ahora comprendo que eso era absolutamente correcto. Sobre la RPDC pende permanentemente la sombra de la amenaza imperialista estadounidense. Pues hasta este momento, entre estos dos países no hay ni siquiera firmado un acuerdo de paz, después de la brillante victoria del pueblo coreano en la guerra de 1950-1953, y existe sólo un armisticio. Los EEUU no quieren firmar documentos que corroboren una paz sólida.

Realmente, hay muchos militares en las calles de la RPDC, pero enseguida te acostumbras a su presencia – es una parte integrante de la realidad de este pequeño y orgulloso país. Aquí no se mercadea con los uniformes militares o las condecoraciones de padres y abuelos. En verdad, aquí no pasaría lo de Yugoslavia, cuando el ejército salió entero de los bombardeos de la OTAN, pero Kosovo fue entregado al enemigo sin ninguna resistencia...

Claro que la gente en las calles a menudo se queda mirando a los extranjeros, particularmente los niños (estos últimos empiezan a agitar las manos y a sonreírse, y las patrullas militares en las carreteras, con impecable gentileza, incluso te hacen saludos militares). No están acostumbrados a los extranjeros, esto es así. Al año visitan la RPDC, en total, apenas unos cientos de turistas extranjeros. Pero el problema no está en Corea, sino en la propaganda occidental. Por casualidad le eché el ojo a un mensaje electrónico, enviado desde casa a uno de los turistas occidentales presentes en Pyongyang: “¡Cuando nos enteramos de donde estabas, enseguida nos preocupamos mucho!...”

Ese mismo turista ahora puede confirmarles que no había ni el menor motivo para preocuparse (puede ser que en su país natal sí que tenga que preocuparse, después de volver de aquí). Es más, aquí se pueden dejar las cosas, incluyendo las valiosas, con absoluta libertad en el hotel o incluso en el autobús durante las excursiones, y tener el 100% de garantía de que nadie va a coger nada, incluso si el autobús tiene todas las ventanillas abiertas. ¿Pueden imaginarse algo así en uno de los países europeos? Los niños dejan en la escuela las carteras cuando van a casa a comer.

Nuestros guías nos dijeron que cuantas más personas visiten su país, tanto mejor: “Si ustedes conocen a alguien más que esté interesado en ver la RPDC, díganle que venga. Estaremos muy contentos. Todo el que ve con sus propios ojos nuestro país, sin exclusión, no cree más que nosotros tengamos intenciones agresivas o en otras invenciones de la propaganda occidental.” Y efectivamente, ¿cómo creer en ellas, cuando comparas mentalmente los soldados coreanos, que labran la tierra y trabajan en las construcciones de su patria, con la soldadesca yanqui o de otros países “otánicos”, torturadores y ejecutores de población civil en países ajenos?

Yo me sentía, por momentos, prácticamente como en casa. Y la cosa no estaba (o no estaba tanto en eso) en que aquí hay muchos autos y otros medios de transporte soviéticos, y las calles son anchas, como en Moscú, que el uniforme militar de los oficiales coreanos recuerda también al soviético, que muchos edificios de pisos son parecidos a los soviéticos (solo que, a diferencia de estos últimos, estaban pintados en diferentes y bonitos tonos de colores), y que los cines, como antes entre nosotros, estaban decorados con carteles hechos a mano con la representación de los héroes de los filmes. No, lo principal estaba en las personas, en su forma de vida.

Todo era instantáneamente reconocible – las excursiones escolares y de trabajo a museos y circos, los “subbotniki” (N del T: trabajo voluntario gratis que se hacía los sábados; característico de la época soviética), los cuadros de honor (N del T: donde aparecían, por ejemplo, con fotos, los trabajadores más destacados en alguna actividad)..., cosas que son difíciles de explicar a una persona occidental, pero para nosotros, criados en la URSS, hasta entonces naturales como el aire. Solo las habíamos olvidado un poco, pero después de 2–3 días en Pyongyang los recuerdos se acumulan con tal presión, como un alud, que parece que casi sientes el aroma familiar de la casa de tu infancia... Se acumulan también los sentimientos, los mismos que en el mundo “libre” hubo que reprimir, con celo y durante largo tiempo, simplemente para sobrevivir. Por ejemplo, el amor a la gente. O el deseo de ser útil a la sociedad. Y la fe en lo mejor de las gentes, fe que casi perdimos estando ya más de 15 años constantemente alerta en una vida en la que el hombre es, efectivamente, un lobo para el hombre, y de él se puede esperar cualquier mala jugada.

Ante mí había un país en el que cada día parecía la fiesta de nuestro 1º de Mayo soviético.

Nadie dice, por supuesto, que los coreanos tengan una vida fácil y despreocupada: “Imagínese lo que pasaría en su país si, de un día para otro, perdiera sus relaciones económicas, de repente, con Alemania, Holanda, Francia, Gran Bretaña... En esa situación se encontró nuestro país a principios de los años 90” – contaba a su auditorio belga un diplomático de la RPDC en el día de la solidaridad con su país. En ese mismo periodo ocurrieron en la RPDC varias catástrofes naturales, lo que condujo a la pérdida de la cosecha. Pero finalmente el país se recuperó de ello, a pesar de todas las dificultades, relacionadas, no sólo con lo descrito más arriba, sino también con las sanciones económicas de los EEUU. Y cuando ves, en la Exposición coreana de las Tres Revoluciones, (parecida a nuestra Exposición de los Adelantos de la Economía de la URSS) sus propios vehículos, cuya producción se realiza en el mismo país, y el pabellón dedicado al primer satélite artificial norcoreano (cuya existencia niegan hasta hoy los EEUU: “Eso no puede ser, porque nunca podrá ser”), inevitablemente te maravillas ante la tenacidad y el valor de este pequeño pueblo.

Aquí no se venden por millones de dólares plazas en las naves espaciales y no comercian con los documentos de la historia patria. Los sabios coreanos trabajan en beneficio de su país. No se convierten en prostitutas forzadas que ofrecen sus servicios a quien pague más, como nuestros científicos, para los cuales el propio estado actúa en el papel de proxeneta.

La despreocupación no es, en absoluto, sinónimo de felicidad. Como dijo León Tolstoi, “la quietud es una bajeza espiritual”. “Déjame vivir tranquilo” es el lema preferido de los egoístas y carreristas de todos los tiempos y naciones.

Pero la tranquilidad y la confianza en el día de mañana son dos cosas diferentes. Y la última se puede decir que se respira en todas las calles norcoreanas.

Corea del Norte hoy es, efectivamente, la Rusia que perdimos. Sólo que mejor, moralmente más limpia, más natural. Es posible que así fuera nuestro país en los años 50; yo, por desgracia, solo se de esos años a través de los relatos de mi madre; no tuve suerte, nací más tarde. Y después, a todos nosotros, de repente, como a Ostap Bender (N del T: protagonista de la novela satírica “Las doce sillas” (1928), de Ilf y Petrov, muy popular en la URSS) se nos hizo “aburrido construir el socialismo” y en lugar de esto, empezamos a pensar en pantalones a la última moda, en mulatas y en Río de Janeiro. Con consecuencias más bien lamentables para nuestro país...

Sólo una vez aquí, he comprendido que al otro lado de la frontera no comprenden a Corea (del Norte), ante todo a causa de su propio cinismo y falta de principios. Simplemente no pueden imaginarse que haya en el mundo gente que realmente crea en un futuro luminoso y trabaje sin tregua para construirlo, porque ellos mismos, cuando en sus tiempos decían hermosas palabras sobre el comunismo, no hacían sino fingir. O bien, de ningún modo pueden imaginarse qué es el socialismo, y como se puede tener en cuenta a otras personas y no vivir sólo para la satisfacción de las propias necesidades más animales (como aquel taxista de Dublín que me planteaba la cuestión de que para qué estudiaba la gente en la URSS para médico o maestro, si médicos y maestros tenían la misma paga, si no menos, que los obreros). Y, naturalmente, esa gente juzga a los otros exclusivamente según sus propios parámetros...

Cuando la gente de otros países que ha estado aquí regrese a sus hogares, pocos serán también los que escuchen sus impresiones positivas. En lugar de esto se sorprenderán: “¿Es posible? ¡Qué rápido se la ha pegado la propaganda norcoreana! ¡Pero mira que debe ser fuerte allí la dictadura!”

¿Pero qué propaganda, muchachos? Las consignas son consignas, pero a mí nada me influiría tanto como lo que ves con tus propios ojos. Como que una aplastante mayoría de la población vive una vida digna, están conformes con ella y con que diligencia trabajan. ¡Si es a palos, no trabajas así!

Viendo a los coreanos – bajitos, tan frágiles de aspecto, que en los “subbotniki”, formando una cadena a lo largo de la carretera cavan un foso para los cables eléctricos, en una extensión de varios kilómetros o hasta la noche cerrada, y, a menudo, en los días festivos, sin darse descanso, labran los campos de arroz – recuerdas sin querer estas líneas de Tijónov: “Si se hicieran clavos de estas gentes, ¡no encontrarías en el mundo clavos más fuertes!”. Ellos, realmente, tienen una relación de amor con el trabajo – si ustedes tienen todavía capacidad de imaginarse lo que es eso

Cuando ves a los coreanos trabajando sientes que cada persona sabe exactamente que tarea le corresponde – sin ningún jefe que esté al lado – y, consecuentemente, la cumple. ¡Qué contraste con nuestros “subbotniki” de los años 70, cuando, por ejemplo, se quería hacer lo que fuera necesario con más prontitud y tus compañeros de clase dejaban las escobas en un montón e iban a un rincón a charlar. “¿Y tú qué? No merece la pena. ¡Ven con nosotros!”...Los frutos de estas y otras cosas todavía los recogemos hoy.

Y además... los coreanos viven como una gran familia. A una persona así, apenas conocedora de la sociedad burguesa, es verdaderamente difícil acercarse...

“¡Ah, estos sólo saben trabajar como esclavos, y para ellos no hay nada más en la vida!” – vociferan ahora nuestros “señoritos”, soñando que “su dinero trabaje para ellos”, como les prometen los reclamos de todos los estafadores, en la imaginación de los cuales la felicidad es “yacer sobre la arena en las Bahamas”. “He aquí por qué ... estáis en jaulas y vivís” como decía el personaje Gedevan Aleksándrovich, del inmortal film “Kindza-dza”(1984)... A propósito, en Corea del Norte no he visto en ningún sitio rejas en las ventanas. O puertas blindadas, como en Rusia. No hay necesidad de ellas.

Ellos tienen de todo en sus vidas, no se preocupen. Hay teatros, museos, circo, salas de deporte y piscinas, casas de cultura y parques de descanso, y todo esto accesible a todos. Y hay una muchacha en uniforme militar que, andando por un sendero rural, lee sobre la marcha un buen libro. Y hay niños que tocan instrumentos musicales, bailan y ríen (mientras, en la “civilizada” ciudad donde vivo sus coetáneos mueren por sobredosis de drogas, roban autos o queman a alguien). Y hay jóvenes que juegan al ajedrez. Y hay ancianos que descansan con dignidad en los bancos del parque sin tener que preocuparse de ser despojados por reformas monetarias. Y hay enamorados que pasean por los muelles, cogidos de la mano y mirándose tiernamente el uno al otro, en lugar de ir bebiendo latas de cerveza y después tumbarse en cualquier sitio entre los arbustos...

¡Miren alrededor! ¡Miren en que sucio y fétido basurero hemos convertido nuestro maravilloso, querido, único en el mundo, país! Todos nosotros, y no sólo los malhechores del tipo de Berezovski (N del T: el más conocido oligarca ruso, actualmente huido a Gran Bretaña) (¡nosotros hemos permitido que él y otros de su calaña surgieran!). ¡En qué nos hemos convertido nosotros mismos en nombre de la infección del “nuevo pensamiento”, en el cual no hay nada de nuevo, sólo los habituales egoísmo y codicia! ¡Miren como hemos “mercantilizado” Rusia, convirtiéndola en un enorme “rastro”, en un inmenso “mercadillo de segunda mano”! ¿Es que no les duele por ella? ¿Acaso han llegado a tal grado de carencia de amor propio?

Hace mucho tiempo, aún en la escuela, cuando leía la revista “Corea hoy” en lengua rusa, se me grabó para el recuerdo esta frase: “¡No envidiamos a nadie!” Entonces me pareció, por decirlo suavemente, una exageración. Pero hoy he podido, con mis propios ojos, comprobar que la frase es verdad. Efectivamente, los coreanos no tienen por qué envidiar a nadie infectado por el bacilo del servilismo más abyecto. Nosotros deberíamos envidiarles a ellos...

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¿Cuál fue el punto de la reunión del G-20?



Immanuel Wallerstein La Jornada

Casi todo el mundo tomó demasiado en serio la reunión del G-20 en Londres, el 2 de abril. Los expertos y los críticos la han analizado como si hubiera sido diseñada para lograr algún cambio en las políticas de los estados que participaron. El hecho es que todos los que fueron sabían desde antes que nada que tuviera alguna significación cambiaría como resultado de reunirse, y que los cambios menores que fueron adoptados podrían muy fácilmente haberse arreglado sin dicha reunión.

El punto de la reunión –para Estados Unidos, para Francia y Alemania, para China– fue mostrar a sus públicos en casa que estaban "haciendo algo" acerca de la calamitosa situación económica mundial cuando de hecho no hacían nada que de algún modo significativo salvara el barco del hundimiento.

Probablemente la reunión fue de lo más importante para el presidente Obama. Él fue a demostrar tres cosas: que era popular en lo personal por todo el mundo; que se presentaría a sí mismo con un estilo diplomático muy diferente de aquel de George W. Bush; que esas dos cosas juntas harían la diferencia.

Obama ciertamente demostró las dos primeras. Fue aclamado por las multitudes en todas partes –en Londres, en París, en Estrasburgo, en Alemania, en Praga y en Turquía, así como por los soldados estadunidenses en Irak. También lo hicieron con Michelle Obama. Y ciertamente empleó un estilo diplomático diferente. Todos sus interlocutores dijeron que los tomaba en serio, que los escuchaba con atención, que admitió los errores pasados y limitaciones de Estados Unidos, y que pareció abierto a soluciones de compromiso en cuanto a las disputas diplomáticas –nada de lo que podrían haber acusado a Bush.

¿Pero hizo esto alguna diferencia en lograr los objetivos diplomáticos estadunidenses? Es difícil verlo de este modo. No se resolvió en lo absoluto el debate entre, por un lado, el enfoque estadunidense de reavivar la economía-mundo (con más "estimulo"), enfoque apoyado por Gran Bretaña y Japón, y, por otro lado, el enfoque germano-francés (más "regulación" internacional de las instituciones financieras). Más allá de los méritos de ambos argumentos, ambos lados se plantaron en su postura y el comunicado simplemente obvió las diferencias.

Es cierto que el G-20 accedió a reunir un paquete de 1.1 billones de dólares para otorgarlo al Fondo Monetario Internacional (FMI) para que emita los llamados Derechos Especiales de Giro (DEG) como parte de un "plan global de recuperación a una escala sin precedentes". Pero como han señalado muchos comentaristas, la escala del esfuerzo es mucho menor de lo que está implicado. Primero que nada, parte de esto no es dinero nuevo. Segundo, esto es para financiar y no necesariamente gastar. Tercero, 60 por ciento de los DEG se irán para Estados Unidos, Europa y China, que no los necesitan. Y cuarto, 1.1 billones no es tanto cuando se les coloca junto a los 5 billones que ya fueron destinados a los planes de estímulos fiscales por todo el globo.

Todos salieron contra el proteccionismo y propusieron hacer cosas al respecto. Pero no se adoptaron medidas vinculantes. Además, hay tres clases diferentes de proteccionismo en cuestión.

La primera es la protección de las industrias propias, algo que virtualmente todos los miembros del G-20 ya hacían y que probablemente seguirán haciendo. La segunda es la regulación de los fondos de cobertura y de las agencias de calificación crediticia. Los chinos se alegran por esto, mientras que Estados Unidos y Europa occidental están dudosos. La tercera es regular los paraísos fiscales. Los europeos impulsan esto, los chinos permanecen inmutables y Estados Unidos se halla entre ambos. Nada cambió en Londres.

Pareció que los franceses y los alemanes utilizaron la reunión de Londres más para demostrar que los compromisos geopolíticos que rehusaron hacer con Bush también se rehusarán a hacerlos con Obama. El diario alemán Der Spiegel fue rudo en su juicio. Dijo que la causa del desastre financiero era que George W. Bush era un "cultivador de amapola" que había "inundado el mundo entero [con dólares baratos], creando un crecimiento falso y causando una burbuja especulativa". Y lo peor: "el cambio en el gobierno de Washington no ha traído un regreso a una autorrestricción y una solidez. Por el contrario, conduce a más abandono". Su conclusión fue: la canciller alemana Angela Merker tiene razón. "Occidente bien puede estarse inyectando una sobredosis fatal."

En el ámbito geopolítico, el enfoque franco-alemán hacia Afganistán se mantuvo sin cambio –respaldo verbal de los objetivos estadunidenses, pero no más tropas. ¿Recibirían a los prisioneros liberados de Guantánamo? Alemania continúa diciendo que no. Francia accedió, con gran magnanimidad, a aceptar uno –sí, uno.

Obama dio un discurso importante en Praga delineando un llamado al desarme nuclear –supuestamente un gran cambio con respecto a la posición de Bush. El diario conservador francés Le Figaro informa que la célula diplomática del círculo interno de Sarkozy asumió un punto de vista muy "abrasivo" acerca del discurso. Meras relaciones públicas, dijeron, que enmascaran el hecho de que las negociaciones entre Estados Unidos y Rusia sobre la cuestión no están llegando a ningún lado. Es más, Francia ya no va a aceptar reprimendas morales de los estadunidenses. En eso se resume el nuevo estilo diplomático de Obama que intenta apaciguar a los europeos occidentales.

En otros lados, tampoco le funcionó mucho mejor con las poblaciones de Europa centro-oriental, donde el primer ministro saliente, conservador, de la República Checa, Mirek Topolanek, denunció las propuestas de Obama, de más estímulo, como "un camino al infierno". El discurso de Obama en el parlamento turco le ganó gran aplauso de todas las facciones (excepto de la derecha protofascista) por su enfoque concreto y modulado relativo a las cuestiones turcas. Pero los observadores anotaron que el lenguaje en torno a las cuestiones de Medio Oriente fue tradicional y vago.

Lo que China quería de la reunión del G-20 es que ocurriera esta reunión. China quería ser incluido en el círculo interno de quienes toman las decisiones en el mundo. Celebrar una reunión del G-20 hizo posible esta nueva realidad. Cuando el G-20 decidió reunirse de nuevo, confirmó el lugar de China. ¿Se volverá a reunir el G-8 alguna vez? Dicho esto, China mostró su reserva acerca de las decisiones que ocurrieron, en muchas formas. Ofreció una cantidad irrisoria al nuevo paquete del FMI. Después de todo, no le dieron garantías de que habrá una reforma real de la gobernanza del FMI, que podría acordar un papel apropiado para China.

En suma lo que podemos decir es que los principales actores desfilaron por la escena mundial. ¿Alguna vez tuvieron la intención de hacer algo más que eso? Probablemente no. El declinar económico mundial continúa su camino tendido, como si la reunión del G-20 nunca hubiera ocurrido.

Traducción: Ramón Vera Herrera

© Immanuel Wallerstein

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Antipatriarcado y marxismo

viernes, 24 de abril de 2009


Carlos X. Blanco (Publicado en La Haine)

Al capitalismo siempre le interesó que fueran removidas aquellas relaciones sociales que obstaculizaban su avance. El feudalismo, la ligazón del hombre a la tierra, el carácter no alienable de ésta... toda institución, ley o estructura social que impidiera la obtención de plusvalías por el único medio posible, por la explotación de la fuerza de trabajo humano, debía ser borrada del mapa.

Pero aquellas otras relaciones sociales que, cambiando lo que hubiera de cambiarse, fueran a resultar neutras en el avance del capitalismo o, incluso, garantizaran un ambiente político-social estable y propicio a la clase dominadora, estas relaciones decimos, debían mantenerse a ultranza.


Póngase por caso el Patriarcado. Al igual que otras instituciones o, en general, relaciones sociales, el Patriarcado es muy anterior al Capitalismo. Sucede algo similar con la sacrosanta Propiedad Privada. Esta existe antes del capitalismo, si bien éste régimen de producción posee la capacidad de adaptar las instituciones anteriores a sus requisitos, modificando funciones o rasgos. El Patriarcado puede tener miles de años en algunas culturas, si bien en la prehistoria no fue más que un sistema excepcional y dependiente de ciertas condiciones materiales o ecológicas. En otras culturas, en cambio, sólo en fechas recientes y, por lo general por la imposición de modelos estatales o por la colonización occidental ha venido a imponerse no ya sobre matriarcados en sentido estricto, sino en general, sobre otros patrones culturales en los que la mujer gozaba de mayor respeto y protagonismo social. El Patriarcado no es, en modo alguno, una “institución” natural, eterna, un a priori. Más bien los diferentes regímenes estatales han difundido esta versión falsa de la historia que llega hasta el capitalismo moderno. Por lo que al régimen capitalista de producción –hoy de alcance mundial, salvo “islas” cada vez menos amplias- se refiere, hay que decir que éste sistema siempre se valió de la estrategia de “naturalizar” una serie determinada de relaciones sociales, cuyo origen es en todo caso cultural, aprendido de generación en generación y enteramente contingente a la historia adaptativa de una cultura a su entorno.


El mantenimiento de una explotación fundamental –no la única- como es la explotación de clase, de la clase trabajadora mundial a cargo de la burguesía parapetada tras las Sociedades Anónimas, encaja bien con el mantenimiento de una serie de relaciones de control, sometimiento y dominación del hombre sobre la mujer. El control, el sometimiento o la dominación no son tipos de relación estrictamente económica, para ella reservaremos el término explotación. Aunque por supuesto son relaciones que facilitan sobremanera la explotación de una determinada persona si esta pertenece a un sector disminuido en derechos o sometido, tanto es así que, en vez de darse una “explotación normal” acorde con los altibajos de la ley del valor en un mercado de trabajo (donde el trabajo es una mercancía más, que se oferta y se demanda), se puede hablar ciertamente de una ultraexplotación. La explotación “normal” a veces es muy dura, y extenúa las fuerzas del@ explotad@ hasta el punto de retirarle sus bienes mínimos indispensables para sobrevivir, y aún así se la toma por “normal” bajo las leyes –bien poco humanas- del mercado. Ahora bien, la “ultraexplotación” tal y como aquí se la comprende significa el aprovechamiento de una situación comprometedoramente mala de un colectivo o grupo de personas que por distintos motivos, a veces en origen extra-económicos, de entre los cuales resaltan el género y la raza, y cayendo en una imposibilidad de defenderse como verdaderos oferentes de su capacidad de trabajar, resultan además de sometidos y sometidas, explotables en grados intensivos, fuera de toda ley del valor, en una situación más y más cercana a la esclavitud o la verdadera cosificación. Estas personas más bien son tratadas como medios de producción. A ellas se las retira –bajo ciertos prejuicios culturales, religiosos, etc.- su capacidad autónoma para dejarse explotar. Más bien son mercancías de compraventa intermediadas por otros individuos. Igual que de una máquina o apero se espera su aprovechamiento y amortización hasta el desgaste definitivo, en el límite, el sometimiento de nuestros días no es simplemente un caso extremo de explotación económica. Es un caso de sometimiento cultural, antropológico, axiológico, etc., que permite la ultraexplotación económica, su máximo aprovechamiento del trabajo para sacarle un jugo –plusvalía- que irá a las arcas del capitalista.


Con ello no quiero argumentar que la lucha contra el Patriarcado, estratégicamente, deba ser del todo independiente de la lucha contra el Capital. Justamente lo contrario. En paralelo, dar pasos contra todo género de control, dominación o sometimiento de la mujer al hombre, significa –sinérgicamente- dar duros golpes al Capital, y viceversa, en lugar de avanzar al modo del feminismo burgués, hacia la conversión de la mujer en un andrógino genérico, homologable como patrona, ejecutiva u obrera, a un hombre, pero explotadora y explotada según los casos, el movimiento antiPatriarcado revolucionario debe entender que avanzar hacia el socialismo consiste en dar oportunidades a una liberación de la mujer. Pues así como el socialismo consiste en socializar los medios de producción tal y como se entienden tradicionalmente (tierras, fábricas) también hay en ese nuevo régimen una oportunidad para socializar las tareas convencionalmente tenidas por “femeninas” (casa, niños, etc.), pues son servicios y cuidados enteramente sociales. El socialismo acabaría por introducir un comunismo en instituciones como la familia, el hogar. Toda mujer en el socialismo es obrera, contribuyente productiva a la sociedad, y toda necesidad social, incluyendo las de la vida doméstica, habrán de entrar en un proceso revolucionario de socialización. La extensión de guarderías en los centros de trabajo, la aportación del varón a la crianza de los niños y a los trabajos domésticos, etc., no es más que ilustración de unos tímidos avances dentro del propio capitalismo en un proceso que, bajo el socialismo, se “revoluciona”, pues el propio hogar y la propia institución familiar, sin perjuicio de que se preserve su “intimidad”, se colectivizarían radicalmente.


La clase capitalista actúa como un todo cuando en ciertos estados, como el español, es claramente reacia a la contratación de mujeres (como se ve en las estadísticas de ciertas profesiones) y al mismo tiempo a aquellas que se contratan se les paga un porcentaje sensiblemente inferior al de un varón. La astucia económica – muchas veces inconsciente, una mano invisible- es la que logra que un comportamiento prejuicioso y estúpido, un machismo patronal difícil de comprender en estos tiempos, sea al mismo tiempo altamente rentable para patronos concretos e individualizados que pueden decir: “Te contrato, a cambio de menos, pero es que además te hago un favor”. La estupidez del conjunto de la clase patronal es el chollo del patrón individual. Algo semejante ocurre con la segmentación de los trabajadores en nacionales y extranjeros y, a su vez en éstos, entre legales e ilegales. El patrón cínico puede decir a su empleado: “Te estoy dando una oportunidad explotándote”. Ni que decir tiene que estas segmentaciones perjudican a la clase obrera como un todo, si las consiente. En el caso del Patriarcado combinado con la explotación económica, constituye un auténtico desastre, tanto para el obrero como para la obrera. Al crear divisiones internas a una clase, al consentir una segmentación en función de criterios extraprofesionales, puramente externos, como es el caso del sexo, la clase obrera permite como un todo que haya un lastre a la baja de los salarios, comprometiendo a los estratos “normales” (según la ley del valor) de salarios en cada escala o sector profesional, “normalidad” que usualmente llega a los varones que, sólo de forma transitoria, pueden –estúpidamente- sentirse privilegiados ante las hembras, pues la ultraexplotación femenina tira hacia abajo de su nivel de salarios.


Entiendo el feminismo revolucionario, o el antiPatriarcado, entre otras cosas, como una lucha en la que se puede lograr una unidad real de la clase obrera –nacional o universal- contra la burguesía y el Capital. También lo entiendo como un deber histórico de nuestras posibilidades como civilización. Esto es, estamos moralmente por debajo de lo que debíamos haber aprendido de la Historia. Los sometimientos, el control o la dominación de unos seres sobre otros, con o sin finalidad económica, constituyen un primado del horror y del dolor sobre la naturaleza humana. Aunque haya científicos sociales que “naturalicen” el control del hombre sobre la mujer aduciendo motivos o causas ecológicas, adaptativas, funcionales, etc., hay pocas dudas respecto al carácter socialmente construido de esa dominación. Asociado a patrones estatalistas y militaristas de civilización, el Patriarcado es compatible no obstante con otros modos de Producción. Si bien el capitalismo –en su faz progresiva- dejó ver las posibilidades de una homologación de la mujer con el hombre, en cuanto a su utilidad productiva como obrera, y posibilitó el acceso de las mujeres a las fábricas y a los jornales obtenidos en ellas, el capitalismo sólo abre las puertas a una mayor “conciencia” de lucha. El socialismo empieza cuando esa conciencia se traduce en voluntad de acción y en acción revolucionaria. La mujer de las sociedades agrarias malamente podía salir de sus cárceles domésticas, juntar voluntades y acciones colectivas, adquirir conciencia. Hoy, en la llamada “era de la información”, hay sin embargo un uso y abuso de la manipulación de imágenes precisamente destinadas a perpetuar el sometimiento femenino al varón. Dándose muchas condiciones objetivas para la superación del Patriarcado, cuando menos en el “primer mundo”, sin embargo se refuerzan las más rancias actitudes, clichés y valoraciones, en gran medida con el fin de no modificar las actuales condiciones de explotación. Películas, anuncios, programas de TV, o estrellas de la fama, bombardean el subconsciente colectivo asociando a la mujer y a su cuerpo con situaciones de dominio, sumisión, objetualización. La mujer en la presente sociedad de consumo, ya puede tener nombre y apellidos, profesión, dignidad, derechos, autoestima, etc., en muchos casos concretos, que por lo que hace a la sociedad de consumo en general no sigue siendo otra cosa que un “ente” puramente objetual, una máquina sexual, una fuente de placeres sensuales, un objeto de usar y tirar. La estética consumista, capitalista, que se ha fabricado en torno a la mujer “ente” es –evidentemente- la estética adecuada a la sociedad de la Mercancía. La mujer genérica, y lo que ella puede ofrecer al varón, es Mercancía. A su vez, una vez adquirida esa Mercancía (por medio del matrimonio, la prostitución, la pornografía u otras formas de ocio erotizado), se suelen reaprovechar los más viejos clichés del militarismo, el machismo o la violencia de género (el derecho de uso y abuso tan característico de la propiedad privada). Una vez comprada la Mercancía femenina, en un régimen como el capitalista que se asienta en la propiedad privada y en la Mercancía, el adquiriente “varón” se convierte en “amo y señor”.


El comunismo, entre otras cosas, será la superación de todo esto.

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Lenin ejemplo para los revolucionarios del mundo


Luis R Delgado J

Este 22 de abril se cumple el 139 aniversario del natalicio del maestro y gran organizador del movimiento obrero internacional Vladimir Ilich Ulianov “Lenin”, motivo por el cual hoy festejan todos los comunistas y revolucionarios del mundo. Este dirigente considerado por muchos como el hombre más grande del siglo XX, fue quien dirigió la primera revolución socialista (obrero-campesina) exitosa de la historia, fue el fundador de la URSS, expresión supranacional del poder soviético.

De las ruinas de la II Internacional Socialdemócrata reformista y reaccionaria creó la III Internacional Comunista, forjadora de los combativos Partidos Comunistas que con su sangre y sacrificio, llevaron a feliz término revoluciones y procesos de Liberación Nacional y hoy en algunos casos prosiguen la construcción del Socialismo. Todos estos hechos demuestran la grandeza de Lenin como dirigente político revolucionario, sin embargo, en todo momento su incesante actividad de líder iba sustentada y acompañada de una permanente actividad teórica, que le permitió desarrollar y profundizar diversos estudios legados por la teoría construida por Marx y Engels.

Es sabido que Lenin tomando en consideración la realidad siempre presente de la encarnizada Lucha de Clases en el seno de las sociedades capitalistas, la historia de las organizaciones obreras del siglo XIX, la realidad política difícil de la Rusia zarista, y algunas premisas estudiadas por Marx y Engels, creó la Teoría del Partido del Nuevo Tipo, Partido de Cuadros, es decir, revolucionarios profesionales; la estructuración de una organización de organizaciones, donde rigiese el principio organizativo dialéctico del Centralismo-Democrático, en fin lo que se conoce como la concepción Bolchevique del partido elaborada fundamentalmente en el trabajo muy conocido Que Hacer (1902).

Esta concepción organizativa revolucionaria surgió fundamentalmente para dotar al proletariado de una vanguardia capaz de hacer la revolución comunista, ya que por un lado Lenin consideró que la conciencia espontánea de la clase obrera solo era capaz de construir la organización sindical, elemento necesario pero solo capaz de luchar por objetivos corporativos y reivindicativos incapaces de traspasar el horizonte capitalista, y por otro lado los partidos obreros de masas socialdemócratas, no tenían la fortaleza suficiente para dirigir la revolución, por ser propensos al reformismo, el oportunismo y el cretinismo parlamentario, e incapaces de combinar adecuadamente todas las formas de lucha (sobre todo la insurrección) necesarias para destruir el sistema capitalista, y construir el Comunismo (mediante un periodo de intensa lucha de clases y parto histórico, el Socialismo).

Por otro lado algunos revolucionarios han catalogado al Leninismo, como el marxismo de la era imperialista del capitalismo, esto se debe a que Lenin explicó de forma insuperable las características fundamentales de la fase monopólica del capitalismo iniciada a finales del siglo XIX. Para Lenin esta fase se caracteriza por la conformación de enormes monopolios y carteles, la fusión del Capital Industrial y el Capital Bancario para la conformación del Capital Financiero, todo lo cual dio al traste a la Fase de Libre Concurrencia del Capital, e inició la exportación masiva de capitales, con sus respectivas relaciones sociales de explotación, de las metrópolis desarrolladas a la periferia empobrecida y sometida.

Este análisis le permitió a Lenin entender la importancia de la defensa de la soberanía de las naciones frente a cualquier forma de colonialismo (como expresión internacionalizada de la Lucha de Clases), el potencial revolucionario de los países atrasados y sometidos, partiendo de la posibilidad de la ruptura del eslabón más débil de la cadena imperialista, siendo esto lo que le permite impulsar la revolución socialista en Rusia antes que esta triunfe en la Europa Occidental capitalista desarrollada. Por esta razón Lenin no es solo inspirador de las revoluciones de carácter socialista registradas en el siglo XX, sino que a su vez ideólogo para los distintos procesos de Liberación Nacional ocurridos en la historia mundial contemporánea.

Estas son algunas de las razones por las cuales debemos reivindicar permanentemente la obra y legado de Lenin, como tesoro invalorable para las luchas que día a día libran la Clase Obrera y los pueblos de la Tierra. Siendo a su vez esto la causa de que Lenin como dijera un autor es indigerible para el sistema, mientras a Marx lo han tratado de encasillar en la figura de un gigante intelectual a secas, Gramsci lo han edulcorado hasta convertirlo en casi un socialdemócrata, o al Che lo han tratado de convertir en icono pop juvenil, esto no lo han podido hacer contra el líder bolchevique, porque él expresó como ningún otro la negatividad revolucionaria absoluta frente al capitalismo, y cualquier tendencia que en el seno del movimiento obrero le haga el juego.

Por esto y mucho más, Lenin vive en el seno de las luchas de nuestros pueblos.

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Por una Declaración Universal del Bien Común de la Humanidad


François Houtart Alai-amlatina

Frente a la crisis financiera que afecta a toda la economía mundial y que se combina con la crisis alimentaria, energética y climática, para terminar en un desastre social y humanitario, diversas reacciones se perfilan en el horizonte. Algunos proponen castigar y cambiar los actores (los ladrones de gallinas, como dice Michel Camdessus, el ex-director del FMI) pero continuando exactamente igual como antes. Otros señalan la necesidad de regular el sistema, pero sin cambiar los parámetros, como George Soros. Finalmente hay aquellos que piensan que es la lógica misma del sistema económico contemporáneo que está en juego y que se trata de encontrar alternativas a éste.

La urgencia de soluciones es el desafío mayor. No queda mucho tiempo para actuar eficazmente contra el cambio climático. En el curso de los dos últimos años, según la FAO, 100 millones de personas han pasado por debajo de la línea de pobreza, la necesidad imperativa de cambiar el ciclo energético está frente a nuestras puertas. Una multitud de soluciones alternativas existen, en todas las áreas, pero ellas exigen una coherencia para garantizar su eficacia, no un nuevo dogma, sino una articulación entre ellas.

De la misma manera que la Declaración de los Derechos del Hombre proclamada por las Naciones unidas, una Declaración Universal del Bien Común de la Humanidad podría tener un papel similar. En efecto los Derechos del Hombre antes de haberse adoptado por la comunidad internacional, han conocido un largo recorrido entre las revoluciones francesa y estadounidense. El mismo proceso progresivo ha tenido la tercera generación de los Derechos, incluyendo una dimensión social antes de ser proclamados. Bastante occidental en sus perspectivas, el documento fue completado con una Declaración africana y por una iniciativa similar del Mundo árabe. Sin ninguna duda la Declaración, muy seguido, es manipulada en función de intereses políticos, especialmente por las potencias occidentales. Pero ella continúa siendo una referencia de base, indispensable a toda legitimidad política y una protección para las personas.

Actualmente ella debe ser completada, ya que está en juego la supervivencia de la humanidad y del planeta. Cuatro ejes fundamentales podrían dar coherencia a las nuevas iniciativas que buscan construir alternativas y también orientar numerosas prácticas.

1) La utilización sostenible y responsable de los recursos naturales. Aquello significa otro enfoque de las relaciones entre los seres humanos y la naturaleza: pasar de la explotación al respeto de esta última, fuente de toda la vida.

2) Privilegiar el valor de uso sobre el valor de cambio. Luego, definir la economía como la actividad destinada a crear, dentro del respeto de las normas sociales y ecológicas, las bases de la vida física, cultural y espiritual de todos los seres humanos sobre el planeta.

3) Generalizar la democracia a todas las relaciones sociales y a todas las instituciones. No solamente aplicarla y profundizarla en el campo político, con una nueva definición del Estado y de los organismos internacionales, sino también ampliarla al área de la economía, de la cultura y de la relación entre hombres y mujeres.

4) La multiculturalidad, a fin de darle la posibilidad a todos los saberes, a todas las culturas, a todas las tradiciones filosóficas y religiosas de participar en la definición del Bien Común de la Humanidad y a la elaboración de su ética.

La adopción de estos principios permitiría comenzar un proceso alternativo real frente a las reglas que presiden actualmente al desarrollo de la economía capitalista, a la organización política mundial y a la hegemonía cultural occidental y quienes causan las consecuencias sociales, culturales y naturales que conocemos actualmente. Los principios expresados desembocan sobre grandes orientaciones que es posible esbozar.

En efecto esta claro que el respeto de la naturaleza exige el control colectivo de los recursos. Aquello requiere también constituir los elementos, los mas esenciales a la vida humana (el agua, las semillas…) como patrimonio de la humanidad, con todas las consecuencias jurídicas que aquello provoca. Ello significaría igualmente tomar en cuenta de las cuestiones ecológicas en el cálculo económico.

Privilegiar el valor de uso exige una trasformación del sistema de producción actualmente centrado sobre el valor de cambio, con el fin de contribuir a la acumulación del capital considerado como el motor de la economía. Aquello provoca el restablecimiento de los servicios públicos, incluido en las áreas de salud y de la educación, es decir «no mercantilización».

Generalizar la democracia, especialmente en la organización de la economía, supone el fin del monopolio de las decisiones ligadas a la propiedad del capital, pero también la puesta en práctica de nuevas formas de participación que conviertan los ciudadanos en sujetos.

Aceptar la multiculturalidad en la construcción de los principios mencionados significa no reducir la cultura a uno solo de sus componentes y permitir a la riqueza del patrimonio cultural humano expresarse, de poner término a los normas monopolizadores del saber y de expresar una ética social en los diversos lenguajes

¡Utopía! Si, ya que aquello no existe hoy día, pero podría existir mañana. Utopía necesaria, ya que es sinónimo de inspiración creadora de coherencias en los esfuerzos colectivos y personales. Pero también aplicaciones muy concretas, sabiendo que cambiar un modelo de desarrollo no se realiza en un día y su construcción demanda un conjunto de acciones individuales y colectivas las cuales evolucionan de forma diversa en el tiempo. Entonces ¿cómo proponer medidas insertándose en esta lógica y que podría ser el objeto de movilizaciones populares y de decisiones políticas? Muchas proposiciones ya han sido planteadas, pero se podrían agregar otras.

En el plano de los recurso naturales, un pacto internacional sobre el agua, previendo una gestión colectiva (no exclusivamente estatal) correspondería a una conciencia existente de la importancia del problema. Otras orientaciones podrían ser propuestas: la soberanía de las naciones sobre los recursos energéticos; la prohibición de la especulación sobre los productos alimenticios; la regulación de la producción de los agrocarburantes en función del respeto de la biodiversidad, de la conservación de los suelos y del agua, y el principio, de la agricultura campesina; la adopción de las medidas necesarias para limitar a un grado centígrado, el aumento de la temperatura de la tierra en el curso del siglo XXI, el control público de las actividades petroleras y mineras, mediante un código de explotación internacional, verificada y aprobada, concerniendo los efectos ecológicos y sociales (entre otros los derechos de los pueblos indígenas)

A propósito del valor de uso, ejemplos concretos pueden ser dados igualmente. Se trataría de restablecer el estatuto de bien público, del agua, de la electricidad, del correo, de los teléfonos, del internet, de los trasportes colectivos, de la salud, de la educación, en función de las especificidades de cada sector. Exigir una garantía de cinco años sobre todos los bienes manufacturados, lo que permitiría alargar la vida de los productos y disminuir la utilización de materias primas y de la energía. Imponer un impuesto sobre los productos manufacturados que recorren mas de 1000 kilómetros entre su producción y su consumo (adaptable según los productos) y que sería atribuido al desarrollo local de los países los mas frágiles; reforzar las normas de trabajo establecidas por la OIT, sobre la base de una disminución de los tiempos de trabajo y de la calidad de este último, cambiar los parámetros del PBI, introduciendo en él, los elementos cualitativos que conlleven la idea del «bien vivir».

Las aplicaciones de la democracia generalizada son innombrables y podrían concernir a todas las instituciones que pidan un estatuto reconocido públicamente, tanto por su funcionamiento interno como por la igualdad en las relaciones de género: empresas, sindicatos, organizaciones religiosas, culturales, deportivas. En lo que concierne al plan de las Naciones Unidas, se podría proponer la regla de los dos tercios para las decisiones de «principio» y de la mayoría absoluta para las medidas de aplicación. En cuanto a la multiculturalidad, ella comprendería entre otros, la prohibición de patentar los saberes tradicionales; la puesta a disposición publica de los descubrimientos ligados a la vida humana (medicales y farmacéuticos); el establecimiento de las bases naturales necesarias a la supervivencia de culturas particulares (territorialidad).

Se ha hecho un llamamiento para que las proposiciones sean reunidas en un conjunto coherente de alternativas, que constituirían el objetivo colectivo de la humanidad y las aplicaciones de una Declaración Universal del Bien Común de la Humanidad por la Asamblea General de las Naciones Unidas.

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La izquierda llega al gobierno pero no tiene el poder

martes, 21 de abril de 2009


Eric Toussaint Rebelión

Introducción: Tres grandes categorías de gobiernos en América latina

En América Latina, si exceptuamos a Cuba, podemos señalar tres grandes categorías de gobiernos. En primer lugar, los gobiernos de derecha, aliados de Washington, que desempeñan un papel activo en la región y ocupan una posición estratégica: son los de Álvaro Uribe en Colombia, Alan García en Perú y Felipe Calderón en México.

En segundo lugar, hallamos presuntos gobiernos «de izquierda» que llevan a cabo una política neoliberal y apoyan a la burguesía nacional o regional en sus proyectos: Brasil, Uruguay, Chile, Nicaragua y el gobierno de Cristina Fernández Kirchner, de los peronistas argentinos. Son gobiernos que hacen una política neoliberal, que favorece al gran capital, maquillada con algunas medidas de asistencia social. En efecto, doran un poco la píldora neoliberal aplicando programas sociales. Por ejemplo en Brasil, las familias pobres reciben un poco de ayuda del gobierno, lo que le asegura el apoyo popular en las regiones más pobres del país.

Algunos de estos gobiernos intentan mejorar sus relaciones con Washington, especialmente con el establecimiento de acuerdos de libre comercio con Estados Unidos. Chile firmó uno y Lula, en Brasil, también busca un acuerdo con Washington en torno a una serie de asuntos políticos. Pero al mismo tiempo persisten grandes divergencias de opinión entre el gobierno de Lula y Estados Unidos. Dichas divergencias se refieren a la defensa de los intereses de la burguesía brasileña que conciernen a la agricultura y a una serie de sectores industriales, especialmente los dirigidos a la exportación, que no aceptan el proteccionismo de Estados Unidos.

En la tercera categoría de países se encuentran Venezuela, Bolivia y Ecuador, que se enfrentan con la oposición activa de importantes sectores de la clase capitalista local y de Washington. Cuba es, en sí misma, una cuarta categoría.

1. Características de las experiencias en curso en Venezuela, Ecuador y Bolivia

La importancia de las movilizaciones populares…

En cuanto a los países que conforman la tercera categoría, Venezuela, Bolivia y Ecuador, hay que señalar que únicamente podremos entender la política de estos países si tenemos en cuenta las potentes movilizaciones populares que jalonan su historia reciente. En Ecuador, cuatro presidentes de la derecha fueron devueltos a sus casas entre 1997 y 2005 gracias a las grandes movilizaciones de la población. En Bolivia surgieron importantes luchas contra la privatización del agua en abril de 2000 y a finales de 2004. Las movilizaciones relacionadas con el gas, en octubre de 2003, derrocaron e hicieron huir (a Estados Unidos) al presidente Gonzalo Sánchez de Lozada. Venezuela, desde 1989, ha conocido importantes movilizaciones que inauguraron las grandes luchas sociales contra el Fondo Monetario Internacional, que se desarrollaron a escala planetaria en los años noventa. Pero fueron todavía más espectaculares las enormes movilizaciones populares del 12 de abril de 2002, manifestaciones espontáneas de protesta contra el golpe de Estado para derrocar a Hugo Chávez. Estas movilizaciones consiguieron, directamente, el regreso de Hugo Chávez al palacio presidencial de Miraflores el 13 de abril de 2002. Las grandes movilizaciones populares son un factor decisivo en la existencia y supervivencia de los gobiernos de Venezuela, Bolivia y Ecuador.

… y de la adopción democrática de nuevas constituciones

El segundo punto importante es la revisión de la Constitución. En 1999 en Venezuela, durante el primer mandato de Hugo Chávez, se adoptó por referéndum una nueva Constitución democrática (redactada por una Asamblea Constituyente). Dicha Constitución, que sigue actualmente en vigor, ha garantizado más derechos culturales, económicos y sociales a la mayoría de la población venezolana. Además, la propia Constitución estableció un mecanismo democrático que permite revocar, a media legislatura, a los cargos elegidos a todos los niveles (incluido el presidente de la República). La adopción de una nueva Constitución en Venezuela, posteriormente inspiró a los gobiernos de Bolivia y Ecuador. Ecuador adoptó una nueva Constitución en septiembre 2008 y Bolivia en enero 2009. ¡Son reformas efectivamente profundas! Esos cambios políticos democráticos que se están llevando a cabo en estos tres países no sólo se han silenciado sistemáticamente en los medios de comunicación de los países más industrializados y otros, sino que además dichos medios han orquestado una campaña constante de injurias con el fin de presentar a los jefes de Estado de los tres países como repulsivos dirigentes populistas y autoritarios.

Las experiencias de estos tres países andinos, en relación con la adopción de nuevas Constituciones, son muy ricas. Deberían inspirar a los pueblos y las fuerzas políticas de los demás países. Sólo hay que comparar la situación de Europa, con la ausencia de un procedimiento democrático para la aprobación del Tratado constitucional. Por supuesto, las experiencias en curso en Venezuela, Bolivia y Ecuador también tienen contradicciones y límites importantes que hay que analizar.

Recuperación del control público sobre recursos naturales

Un tercer punto importante: los gobiernos de Venezuela, Bolivia y Ecuador tomaron medidas para reforzar el sector público y obtener el control de los recursos naturales. En Venezuela, el Estado tomó el control de la gran compañía petrolera PDVSA que, aunque era pública, favorecía los intereses privados y declaraba la mayoría de sus rentas en Estados Unidos. Fue una batalla muy dura. La clase capitalista organizó un golpe de Estado en abril de 2002 seguido de un cierre que paralizó la empresa en diciembre de 2002 y enero de 2003. El producto interior bruto de Venezuela se hundió en los primeros meses de 2003, pero finalmente el gobierno recuperó el control de la situación con el apoyo de la mayoría del pueblo. El Estado venezolano también ha conseguido el control de un importante campo de petróleo, la falla del Orinoco. En Venezuela, el Estado produce dos tercios del petróleo, y un tercio lo producen las grandes compañías petroleras. Pero actualmente el petróleo se explota en el marco de nuevos contratos negociados en los que el Estado recauda más rentas que antes. Hay que añadir otras nacionalizaciones: la producción y distribución eléctrica, las telecomunicaciones (CANTV), la siderurgia (SIDOR, que cuenta con 15.000 trabajadores), el sector del cemento y algunas empresas de producción alimentaria (Cargill). Sin olvidar la reforma agraria, dirigida a entregar la tierra a quienes la trabajan.

Bolivia nacionalizó el petróleo y la producción de gas en 2006. Evo Morales envió al ejército para controlar los campos petroleros, pero las multinacionales siguen estando activas ya que son ellas las que extraen el petróleo y el gas. Claramente, el Estado es el propietario de las riquezas naturales, pero son las grandes multinacionales quienes explotan el petróleo y el gas. De ahí la importancia estratégica de los acuerdos entre Venezuela y Bolivia, que permitirán a Bolivia reforzar una compañía petrolera pública para extraer y refinar el petróleo y el gas. Bolivia no tiene refinería; las que tiene Ecuador son insuficientes. Bolivia y Ecuador exportan petróleo e importan combustible y otros productos refinados. De ahí, también en esto, la importancia de acuerdos estratégicos entre Venezuela, Ecuador y Bolivia para reforzar la autonomía de los dos últimos.

Lo que Venezuela, Bolivia y Ecuador tienen en común con la segunda categoría de países (Brasil, Uruguay, Chile, Argentina), es una política determinada de programas de asistencia pública. No se trata de rechazar pura y simplemente estas medidas, pero es totalmente necesario promover la creación de puestos de trabajo, subir fuertemente los salarios y garantizar más derechos sociales y económicos para los asalariados, campesinos, artesanos, comerciantes, pensionistas y otros subsidiados sociales. Venezuela y Bolivia han avanzado en esta dirección pero todavía queda mucho que hacer.

Ecuador: ¿estarán a la altura de las expectativas suscitadas por la auditoría?

Ecuador emprendió una importante iniciativa relacionada con la deuda pública. Rafael Correa creó, en julio de 2007, la Comisión de auditoría integral de la deuda pública interna y externa (CAIC). Era una comisión compuesta por doce miembros de los movimientos sociales y ONG de Ecuador, seis miembros de campañas internacionales para la anulación de la deuda del Tercer Mundo (formé parte de la Comisión como representante del CADTM) y cuatro representantes del Estado (el ministerio de Hacienda, el Tribunal de Cuentas, la Comisión anticorrupción y la fiscalía general). Lo que es interesante, es que aquí no se habla de representantes de la sociedad civil (que incluye a las asociaciones patronales, por ejemplo), sino de delegados de los movimientos sociales como el movimiento indígena (CONAIE) y otros movimientos sociales radicales de Ecuador. Esta Comisión que se reunió por primera vez los días 23 y 24 de julio de 2007 presentó su informe final al presidente Rafael Correa el 23 de septiembre de 2008 y al público el 20 de noviembre 2008. Las recomendaciones que yo apoyaba dentro de la comisión no fueron seguidas por el Gobierno 3 . Mi posición era abogar por un acto soberano de declaración de nulidad de las deudas identificadas como nulas. Un acto soberano existe en el derecho internacional y no pasa por una negociación, sino por un acto unilateral. También yo proponía combinar eso con enjuiciar en el país a los responsables, extranjeros o nacionales, del endeudamiento fraudulento, ilegítimo.

Ecuador representa, por lo tanto, un ejemplo de un gobierno que adopta la decisión soberana de investigar el proceso de endeudamiento con el fin de identificar las deudas ilegítimas y el objetivo anunciado del no pago de dichas deudas. La elección de Rafael Correa a la presidencia modificó la correlación de fuerzas e hizo converger sobre este país la atención tanto de los gobiernos de los países ricos, como de las instituciones multilaterales, los mercados financieros, los gobiernos latinoamericanos y los movimientos altermundialistas . Todos acechan y se preguntan, unos con esperanza y otros con temor, qué medidas adoptará el gobierno de Correa en materia de endeudamiento: ¿estarán a la altura de las expectativas suscitadas por la auditoría? Nada está garantizado de antemano, Rafael Correa y su gobierno pueden dudar, como tantos otros gobiernos, y no ser lo suficientemente audaces. Un elemento decisivo será la capacidad que tenga la población de transformarse en agente directo del cambio.

Los tratados de comercio entre los pueblos

En oposición a los tratados de libre comercio que firman algunos países de América Latina con Estados Unidos o la Unión Europea, merecen destacarse los nuevos acuerdos que se firmaron entre los gobiernos de Venezuela, Bolivia y Cuba. Hay que citar, por ejemplo, los 20.000 médicos cubanos que van a trabajar voluntariamente en Venezuela para proporcionar medicina gratuita, prioritariamente en los barrios pobres, o las 40.000 operaciones de cataratas u otros problemas oftalmológicos, de las que se beneficiaron gratuitamente los ciudadanos venezolanos en hospitales cubanos. A cambio, principalmente en forma de trueque, Venezuela proporciona petróleo a Cuba. El mismo tipo de acuerdos se aplica entre Venezuela y Bolivia. El otro elemento positivo en cuanto a la integración es la continuación de la ampliación del ALBA (Alternativa Bolivariana para las Américas). Al comienzo incluía a Cuba, Venezuela, Nicaragua y Bolivia. En 2008, se ha extendido a Honduras y a la isla Dominica. Y se puede comprobar, desde hace unos meses, un acercamiento prudente de Ecuador.

En conclusión de esta primera parte, las experiencias que se llevan a cabo en estos países son muy diferentes de la imagen caricaturesca y negativa que presentan la mayoría de los medios de comunicación. Los procesos en curso son complejos y a veces contradictorios, los retrocesos son posibles, incluso probables; quizás los gobiernos no puedan llegar lo suficientemente lejos en las transformaciones políticas y sociales a favor del pueblo. La desestabilización orquestada por las clases dominantes locales y Washington puede ralentizar el proceso en curso. Las vacilaciones de los gobiernos pueden desembocar sobre más de lo mismo. Claudio Katz subraya una evolución posible: “ La trayectoria seguida por la revolución mexicana ilustra otro desemboque posible de los procesos nacionalistas actuales. Este acontecimiento fue celebrado oficialmente durante décadas como un hito de la emancipación, pero en los hechos permitió la gestación desde el estado de una clase capitalista. Muchos relatos han ilustrado cómo los próceres revolucionarios se enriquecieron con los fondos públicos a costa de la mayoría popular.

Esta duplicidad entre el mito liberador y la realidad opresiva dominó durante décadas la vida política mexicana y debe ser observada con atención en Venezuela, Bolivia y Ecuador. La creación de un segmento de privilegiados -desde las propias entrañas de un proceso liberador- constituye uno de los grandes peligros que afrontan los procesos radicales de los tres países. ” 4

2. Cuando los movimientos de izquierda llegan al gobierno no tienen el poder

Es el caso ecuatoriano, como también lo fue el de Allende en el Chile de los 70, el de Hugo Chávez en Venezuela, el de Evo Morales, es el caso de cualquier gobierno de izquierda en una sociedad capitalista. Un frente electoral o un partido de izquierda llega al gobierno, pero no al poder, porque el poder económico, está en manos de la clase capitalista (grupos financieros, industriales, agrupaciones de bancos, medios de comunicación, de comercio, etc.). Esta clase capitalista tiene el poder económico. Además tiene el Estado, el aparato de la justicia, los ministerios de Economía y finanzas. Esta clase controla los medios de comunicación. En el Ecuador como en Bolivia o Venezuela, si el gobierno quiere realmente cambios estructurales, tiene que entrar, en un momento dado, en conflicto con el poder económico para quitar el control de la clase capitalista sobre los medios de producción, de servicio y de comunicación. Las tensiones están dadas, pero los cambios estructurales no se han dado a nivel económico.

Hagamos una comparación histórica.

Cuando la burguesía tomó el poder político en Francia gracias a la revolución de 1789, ella ya tenía el poder económico. Los capitalistas franceses del siglo 18, antes de conquistar el poder político, se habían ya convertido en acreedores del rey de Francia y en dueños del poder económico .

A diferencia de la burguesía, el pueblo no puede comenzar a gestar otra sociedad, sin ejercer directamente el poder del Estado. La repetición del paulatino ascenso que realizaron los primeros industriales y financistas bajo el feudalismo resulta inviable para el pueblo, que no acumula riquezas, no controla empresa, ni administra bancos.

Es desde el poder político que el pueblo puede empezar las transformaciones al nivel de la estructura económica así como empezar la creación de un nuevo tipo de Estado.

A este nivel es fundamental iniciar una relación interactiva entre un gobierno de izquierda y el pueblo que tiene que fortalecer su nivel de autoorganización construyendo desde abajo estructuras del poder popular.

Esta relación interactiva, dialéctica, puede ser conflictiva si el gobierno vacila en tomar las medidas que reclaman las bases.

La presión de las bases es vital para convencer a un gobierno de izquierda de profundizar el proceso de cambios estructurales a favor de una redistribución radical de la riqueza a favor de las y los que la producen.

3. Entre los sectores de izquierda, se discuten dos opciones cuando se trata de pensar en términos de cambios. Algunos buscan la superación de la fase neoliberal recuperando un desarrollo regulado por la acción estatal, otros defienden una ruptura socialista.

El primer esquema lo ponen en práctica organizaciones de izquierda o el partido peronista que están en el gobierno. Es la política, por ejemplo, de Luiz Inácio Lula da Silva en Brasil; esa misma política también es la aplicada por Cristina Fernández de Kirchner en Argentina, Michelle Bachelet en Chile, etc. En Argentina, hace dos meses, el gobierno de Cristina Fernandez renacionalizó los fondos de pensión. Entonces vemos que las políticas correspondientes a la primera opción que usted ha mencionado en su pregunta están siendo puestas en práctica. Pero ellas no permiten responder, en mi opinión, al desafío que presenta la crisis global. Se puede constatar que esta práctica política mantiene la dominación de la sociedad capitalista en la que el Estado interviene como bombero para apagar el incendio provocado por la crisis global del capitalismo.

La segunda opción, que propone una verdadera ruptura socialista se encuentra aún en estado de propuesta. No puedo citar gobiernos actualmente en el poder, que pongan en práctica de manera coherente esta orientación, aunque algunos de ellos, como los de Hugo Chávez o de Evo Morales, actúan parcialmente en esta dirección. Sus discursos son de ruptura socialista, pero sus prácticas son más moderadas que el contenido de sus discursos. Entonces, ¿será que el esquema más radical es posible? Ciertamente que lo es. Pero implica profundas movilizaciones sociales para dar prioridad a un verdadero proceso revolucionario como el que triunfó en Cuba hace 50 años, el 1º de enero de 1959. Durante los años que siguieron a la victoria de la revolución cubana, se asistió en la isla a intensas mutaciones: una profunda redistribución de la riqueza en beneficio de la población, la pérdida por parte de los capitalistas de la propiedad de los medios de producción, de servicio y de comunicación, un proceso de democratización. Más tarde, Cuba, sometida al bloqueo de los Estados Unidos y a la influencia soviética, cambió parcialmente de dirección. Pero es imposible olvidar el poderoso impulso revolucionario del comienzo. No veo por qué, frente a esta crisis capitalista global, no puedan aparecer en el futuro, explosiones revolucionarias como las que ocurrieron en Cuba.

4. La situación actual no es simplemente una crisis económica o financiera, la cuestión es mucho más profunda. ¿En qué sentido este enmarañado global tiene que ver también con la crisis de la izquierda?

Existe, en efecto, una crisis de gestión social liberal. Hago referencia a la política del gobierno Lula, a la política del gobierno Zapatero en España, o a la de Gordon Brown, en Gran Bretaña. Hay una crisis profunda, el pueblo que votó para colocar a estos gobiernos en el poder esperaba de ellos otro tipo de política. Es necesario recordar de la elección de Lula, que el programa con el que fue electo en 2002 anunciaba una verdadera ruptura con las políticas neoliberales (no hablo de ruptura con el capitalismo). Al contrario de una ruptura asistimos a una continuidad de las políticas neoliberales. Por tanto, la crisis de credibilidad de la izquierda forma parte de la crisis global.

Además, es claro que las dramáticas experiencias del “socialismo real” del siglo pasado pesan igualmente. En la memoria colectiva, perdura la idea de que el socialismo está asociado con una estatización completa de la economía, con la dominación de un partido único y con la ausencia de verdaderas libertades democráticas.

Resumiendo, se tiene por un lado un balance muy negativo de la gestión social liberal, o sea la política socialdemócrata, y por otro lado un balance desastroso de la gestión estalinista del “socialismo real” que dominó la experiencia del bloque soviético en el siglo XX. Todavía no se superó la crisis de credibilidad. Es esto lo que está en juego en el debate de los que algunos llaman el socialismo del siglo XXI.

El socialismo del siglo XXI debe constituir una respuesta profundamente democrática y autodirigida a las experiencias negativas del pasado. No se trata entonces de reproducir lo que fue hecho en el transcurso del siglo XX. Se trata, frente a esta crisis global del sistema capitalista, con este aspecto de una crisis de civilización, de responder igualmente a la crisis de la izquierda. Se necesita de una nueva política anticapitalista, socialista y revolucionaria, que integre obligatoriamente una dimensión feminista, ecologista, internacionalista, antirracista. Es necesario que esas diferentes dimensiones sean integradas de manera coherente y tomadas en cuenta integralmente en los proyectos del socialismo del siglo XXI.

5. ¿Cuáles son las propuestas de la izquierda frente a la crisis financiera global?

Hay dos respuestas diferentes de la izquierda. Está la izquierda que aplica una política social liberal: Lula, Gordon Brown, Zapatero... Esta política no es muy diferente a la de Sarkozy en Francia, ni siquiera a la de Berlusconi en Italia, o la de Bush al que sucedió Barak Obama. Es una política de salvamento de banqueros: gastar una enorme cantidad de dinero público para mantener un sistema bancario privado completamente dominado por grandes sociedades financieras capitalistas. Bien, esa es la respuesta de la izquierda que está en el poder y en la que se asemeja fuertemente a una política de derecha. En el ejemplo que acabo de dar, no se puede distinguir realmente una diferencia entre la política de Gordon Brown y la de Sarkozy. No se pueden tampoco diferenciar la política de Lula respecto al sistema financiero privado en Brasil de la política de Sarkozy en Francia.

Pero existe una segunda opción de izquierda. Sus propuestas figuran en la declaración adoptada en Caracas el 10 de octubre de 2008, en el curso de una conferencia internacional denominada “ Respuesta del Sur frente a la crisis económica mundial ” cuyo texto integral puede encontrarse en numerosos sitios de Internet, particularmente en el del CADTM 5 . Esa declaración final de Caracas solicita la nacionalización del sector bancario. La nacionalización significa que se transfiere el sector bancario del sector privado al sector público. Debe tratarse de una nacionalización sin indemnización. Quiere decir que el Estado toma posesión del sector bancario sin indemnizar a los grandes accionistas. Es preciso ir más lejos, en la medida en que los grandes accionistas y los administradores de los bancos siguieron una política que es responsable de la crisis financiera global y, principalmente, de la quiebra de una serie de bancos.

Medidas para enfrentar la crisis

Se trata, para el Estado que nacionaliza estos bancos, de recuperar el costo de la operación tomándolo del patrimonio de los grandes accionistas y administradores de esas sociedades. Es preciso adoptar otras medidas para enfrentar a la crisis. Es precisa, por ejemplo, como medida de urgencia, una reducción radical del tiempo de trabajo de los asalariados sin pérdida de salario. Entonces, es necesario repartir el trabajo disponible en nuestra sociedad, dando empleo a muchas más personas que antes y permitir a los que hoy trabajan que trabajen menos, pero sin que sea modificado su salario. Tanto en el caso en que se garantice el salario a los que hoy trabajan como en le caso en que se dé trabajo a los que no lo tienen, evidentemente aumenta el poder adquisitivo de los trabajadores y la economía puede recuperarse. Es una política de urgencia que tiene varias ventajas. Tiene la ventaja de dar trabajo a los que no lo tienen, de aumentar las contribuciones pagadas por los trabajadores y empleadores así como la de garantizar la financiación de las jubilaciones. Puede permitir también tener ingresos para pagar las asignaciones sociales a las personas desempleadas y de alimentar un fondo para la famosa asignación universal (denominada también Renta Básica) que es evocada en muchos países.

Sería preciso, entonces, como medida más estructural, terminar con el control privado sobre los grandes medios de producción, de comercio y de crédito, así como los sectores de la cultura y la información. Hoy los grandes medios de producción, de comunicaciones, y de servicios están en manos del capital privado. Sería necesario transferir el control y la propiedad de estos grandes medios de producción, de comercio y de servicios (incluidos los medios de comunicación) al sector público. Y combinar el control público y la propiedad pública de los grandes medios de producción con otras formas de propiedad: la pequeña propiedad privada y familiar en el sector agrícola, en la artesanía o en los servicios. Por ejemplo los electricistas, los plomeros, el comercio minorista, los restaurantes, todo un conjunto de oficios muy importantes para la vida cotidiana, en la que es muy normal tener una pequeña propiedad individual. Es necesario desenvolver también otras formas de propiedad como la propiedad cooperativa, la propiedad comunitaria; y proteger la forma tradicional de propiedad de los pueblos indígenas. Es preciso también, en lo que concierne a la propiedad pública, tener un control ciudadano, un control democrático sobre el sector público. Si se realizan esas reformas estructurales, se conseguiría una ruptura radical con el sistema capitalista. Serían necesarias una serie de otras medidas para responder a las diferentes dimensiones de la crisis global.

Para responder a los cambios climáticos y a otros aspectos de la crisis ecológica, son necesarias medidas radicales para reducir la emisión de gases que provocan el efecto invernadero. Para resolver la crisis alimentaria sería preciso, es claro, poner en práctica una política de soberanía alimentaria para garantizar que, en cada país, los productores locales puedan satisfacer la demanda de la población sin recurrir a la importación de alimentos provenientes del mercado mundial. Estas son algunas propuestas de reforma radical, revolucionaria, del sistema.

Esta opción radical de izquierda ha sido también expresada recientemente con fuerza durante el Foro Social Mundial que tuvo lugar en Belén a finales de enero de 2009. La declaración aprobada en Belén por la Asamblea de los Movimientos Sociales (AMS) comprende una posición de fondo en términos de diagnóstico de la crisis del sistema capitalista y de posicionamiento sobre la salida de esta crisis. El título y el subtítulo sintetizan muy bien el carácter de esta declaración: « ¡No pagaremos la crisis! ¡Que la paguen los ricos! Por las alternativas antiimperialistas, anticapitalistas, antirracistas, feministas, ecologistas y socialistas! »

Por lo tanto, esta declaración tiene un carácter programático en lo que concierne a la alternativa. Para ser más preciso, la declaración indica que la crisis del capitalismo no podrá resolverse, desde el punto de vista de los intereses de los oprimidos, si nos limitamos a restaurar algunos mecanismos de regulación. La solución a la crisis implica una ruptura con el sistema capitalista: « Para hacer frente a esta crisis es necesario ir a la raíz de los problemas y avanzar los más rápidamente posible hacia la construcción de una alternativa radical que erradique el sistema capitalista y la dominación patriarcal. » 6

Por otra parte, esta declaración expresa unas reivindicaciones inmediatas para hacer frente a la crisis: « Debemos luchar para impulsar la más grande movilización popular por una serie de medidas urgentes tales como:

-La nacionalización de la banca sin indemnización y bajo control social
-Reducción del tiempo de trabajo sin reducción del salario
-Medidas para garantizar la soberanía alimentaría y energética
-Poner fin a las guerras, retirar las tropas de ocupación y desmantelar las bases militares extranjeras
-Reconocer la soberanía y autonomía de los pueblos, garantizando el derecho a la autodeterminación
-Garantizar el derecho a la tierra, territorio, trabajo, educación y salud para todas y todos » 7

Finalmente, este texto propuso un calendario global unificador, en particular para la semana de acción mundial del 28 de marzo al 4 de abril 2009.

Si leemos las declaraciones aprobadas por la mayoría de las 11 asambleas temáticas que se reunieron en la mañana del 1 ° de febrero, comprobamos que, de manera repetida, la crisis fue analizada como una crisis del capitalismo. Es particularmente asombroso cuando se lee la declaración de los pueblos indígenas, la de los movimientos contra la guerra o la de la asamblea de mujeres « Frente a estas crisis, las respuestas paliativas basadas todavía en la lógica del mercado no nos interesan. Eso sólo puede llevar a una supervivencia del sistema. Nosotras necesitamos avanzar en la construcción de alternativas (...) para oponernos al sistema patriarcal y capitalista que nos oprime y nos explota .» 8

La declaración de los pueblos indígenas expresa, con palabras similares a la declaración de la AMS, reivindicaciones por una alternativa antirracista, antimachista, respetando la madre tierra y socialista. He aquí un extracto de la declaración: « Esta crisis de modelo de desarrollo capitalista, eurocéntrico, machista y racista es total y nos lleva a la mayor crisis socio ambiental climática de la historia humana. La crisis financiera, económica, energética, productiva agrava el desempleo estructural, la exclusión social, la violencia racista, machista y el fanatismo religioso, todo junto a la vez. Tantas y tan profundas crisis al mismo tiempo configuran una auténtica crisis civilizatoria, la crisis del “desarrollo y modernidad capitalista” que ponen en peligro todas las formas de vida. Pero hay quienes siguen soñando con enmendar este modelo y no quieren asumir que lo que está en crisis es el capitalismo, el eurocentrismo, con su modelo de Estado Uni-Nacional, homogeneidad cultural, derecho positivo occidental, desarrollismo y mercantilización de la vida. » 9

Mientras que algunos movimientos sociales o campañas, especialmente europeos, vacilan, o incluso son netamente reticentes a hablar de una alternativa socialista, la asamblea de los pueblos indígenas lo expresa de forma totalmente explícita.

6. ¿Qué está ocurriendo con la izquierda mundial? Existe una laguna bastante grande entre la teoría y la práctica del pensamiento político de la izquierda

La izquierda mundial atraviesa una crisis profunda debido a su historia. La historia de la corriente socialdemócrata es una derrota profunda, pues se adaptó a la sociedad capitalista. El fracaso de la izquierda, es también la de la izquierda estalinista, o sea la experiencia que dominó las tentativas de construcción del socialismo en la Unión Soviética y en China. Fue también una profunda derrota porque la verdadera democracia basada en la autogestión no fue respetada en el sentido de que la burocracia en el poder en esos países quería estatizar todo y dominar todo a partir del Estado. ¡Fue un profundo error! El socialismo no es el control de toda la economía por parte del Estado. La profunda crisis de la izquierda está relacionada, en cierta forma, a una deformación de las propuestas de los socialistas, de los comunistas como Karl Marx y Friedrich Engels. Karl Marx decía que la sociedad a la que aspiramos, el comunismo, es la asociación libre de productores libres. Decía también que la emancipación de los trabajadores será obra de los propios trabajadores. Marx agregaba que el Estado, en el socialismo, debía tender a desaparecer. Y el socialismo es la transición entre el capitalismo y el comunismo (que implica la extinción del Estado). En el socialismo, el Estado aún existe, pero existe en forma provisoria y debe apuntar a su propia desaparición.

Pero, ¿en qué consistió la experiencia soviética? En vez de provocar la desaparición del Estado, el partido comunista, bajo la dirección de Stalin, reforzó como nunca al Estado, y prohibió toda una serie de expresiones democráticas. Fue una profunda perversión del proyecto socialista que, al contrario, es profundamente democrático. Si tomamos la experiencia de los socialistas, a los que llamo socialdemócratas, Lula, Daniel Ortega de Nicaragua, Zapatero y Gordon Brown tampoco están a favor de la desaparición del Estado. Están a favor del mantenimiento del Estado capitalista que regula un poquito la actividad del capital.

La izquierda que está en el poder y que dominó en el pasado traicionó al verdadero proyecto liberador y emancipador del socialismo. Esas son, por tanto, las razones profundas de la crisis de la izquierda.

Hay una izquierda radical y revolucionaria que defiende el proyecto socialista original; que intenta, a partir de una actividad en los movimientos sociales, fortalecerlo a través de diferentes medios. Esta izquierda radical participa también en las campañas electorales. Intenta colocar parlamentarios que dirijan una lucha anticapitalista en las instituciones parlamentarias, ligada a una perspectiva de ruptura, no en una de adaptación al sistema. La idea es la de favorecer una auténtica revolución, una transformación radical de las relaciones de propiedad y de las relaciones sociales en la sociedad.

7. Las líneas maestras del marxismo fueron distorsionadas respecto de lo que realmente querían expresar ¿Cómo queda la cuestión ecológica actual dentro del pensamiento marxista?

En relación con el proyecto socialista, tal como fue concebido por Karl Marx en el transcurso del siglo XIX, es necesario puntualizar que, entre las dimensiones que Marx estudió, algunas no se desarrollaron o no se desarrollaron suficientemente. La importante dimensión feminista, que cuestiona el sistema de dominación patriarcal, y la dimensión ecologista no fueron desarrolladas por Marx, aunque tuviese una percepción, un proyecto emancipador que integrase al hombre con la naturaleza. Marx consideraba a la humanidad como parte de la naturaleza. No hay, en Marx , una dicotomía entre el hombre o la humanidad por un lado y la naturaleza por otro. Por lo tanto podemos decir que en la percepción de Marx había una concepción que preparaba el camino para incorporar los problemas ecológicos.

Los aspectos ecológicos actuales son la herencia de un poco más de dos siglos de aplicación del modo de producción capitalista y productivista con la destrucción y deprecio por la naturaleza. Así que, para ser exhaustivo en la crítica, es preciso decir que la experiencia del “socialismo real” del siglo XX (sea en la URSS o en la China maoísta) fue también profundamente negativa en términos ecológicos. Hubo un desarrollo brutal y agresivo con un modo de producción que contribuyó en esos países a destruir la naturaleza de la misma manera que el capitalismo en los países de Europa Occidental, América del Norte, o Japón.

Es preciso romper con la distancia que hay entre la teoría y la práctica. Es necesario retornar a la teoría en lo que ella tiene de revolucionario e innovador. Es preciso integrar a las contribuciones de Marx la reflexión sobre los problemas de la sociedad de hoy, como la cuestión ecológica. La dimensión feminista es también fundamental. Las mujeres emprenden desde hace siglos un combate por la igualdad. Había mujeres dirigentes revolucionarias bien antes que apareciese Marx, especialmente dirigentes revolucionarias que participaron activamente en la Revolución Francesa de 1789 y que avanzaban ya en esa época reivindicaciones feministas. Pero el movimiento feminista se desarrolló principalmente, y colocó el tema de la dominación patriarcal, en los últimos 60 años y hoy tiene un proyecto revolucionario. Por eso esta dimensión feminista debe absolutamente ser integrada.


8. Además de las cuestiones económicas y políticas, percibimos, en este momento de crisis, que un nuevo paradigma energético y ecológico se considera urgente e indisociable con la superación de los problemas. ¿La izquierda aún no percibió la gravedad de esas cuestiones?


Al contrario. Pienso que la izquierda radical tuvo en cuenta perfectamente la gravedad de esas cuestiones. Es por eso que propone una alternativa feminista, ecologista, antirracista, anticapitalista y socialista. Y la dimensión ecologista es extremadamente importante y por eso esta izquierda radical habla de “ecosocialismo”, noción que conjuga ecología con socialismo. Sin embargo, la izquierda social liberal o socialdemócrata que está en el poder no tuvo en cuenta la magnitud de la crisis ecológica. Por eso es posible constatar que durante la gestión social liberal de Lula en Brasil se continuó destruyendo la Amazonia al mismo ritmo que en el gobierno de Fernando Enrique Cardoso y sus antecesores. En el transcurso de los últimos cinco años de la gestión de Lula, se desforestó en la Amazonia una superficie equivalente al territorio de Venezuela. Y si tomamos como ejemplo otros gobiernos de izquierda tradicional como los de Gordon Brown o Zapatero en Europa, se nota exactamente la misma incapacidad para tener en cuenta la magnitud de la crisis ecológica. Entonces, mi respuesta a esta última pregunta es: la izquierda radical tiene en cuenta esta crisis ecológica y propone una respuesta ecosocialista mientras que la izquierda tradicional continúa y refuerza el modo de producción productivista matizado con un color verde sin, de manera alguna, adoptar las medidas radicales que se imponen.


9. América latina y Caribe: Se debe aprender las lecciones del siglo XX para aplicarlas en este comienzo de siglo


Durante la década de los 1930 que siguió la crisis que estalló en Wall Street en 1929, hubo 12 países de Latinoamérica que fueron directamente afectados y que, en consecuencia, suspendieron de manera prolongada el reembolso de sus deudas externas contraídas, principalmente, con banqueros de América del Norte y de Europa occidental. Algunos de ellos, como Brasil y México, impusieron a sus acreedores, diez años más tarde, una reducción de entre el 50 y el 90% de su deuda. México fue el país que llevó más lejos las reformas económicas y sociales. Durante el gobierno de Lázaro Cárdenas, la industria del petróleo fue completamente nacionalizada sin que por ello los monopolios norteamericanos fueran indemnizados. Además, 16 millones de hectáreas fueron también nacionalizadas y retornadas en su mayor parte a la población indígena bajo la forma de bienes comunales. En el transcurso de los años treinta y hasta mediados de los sesenta, varios gobiernos latinoamericanos llevaron a cabo políticas públicas muy activas con el fin de conseguir un desarrollo parcialmente autocentrado, conocidas más tarde con el nombre de modelo de industrialización por substitución de importaciones (ISI). Por otra parte, a partir de 1959, la revolución cubana intentó dar un contenido socialista al proyecto bolivariano de integración latinoamericana. Este contenido socialista despuntaba ya en la revolución boliviana de 1952. Fue necesaria la brutal intervención estadounidense, apoyada por las clases dominantes y las fuerzas armadas locales, para terminar con el ciclo ascendente de emancipación social de este período. Bloqueo de Cuba desde 1962, junta militar en Brasil desde 1964, intervención estadounidense en Santo Domingo en 1965, dictadura de Banzer en Bolivia en 1971, golpe de Estado de Pinochet en Chile en 1973, instalación de las dictaduras en Uruguay y en Argentina. El modelo neoliberal fue puesto en práctica primero en Chile, con Pinochet y la ayuda intelectual de los Chicago boys de Milton Friedman, y luego se impuso en todo el continente, favorecido por la crisis de la deuda que estalló en 1982. A la caída de las dictaduras en los años ochenta, el modelo neoliberal continuó vigente gracias principalmente a la aplicación de los planes de ajuste estructural y del Consenso de Washington. Los gobiernos de Latinoamérica fueron incapaces de formar un frente común, y la mayoría aplicó con docilidad las recetas dictadas por el Banco Mundial y el FMI. Esto acabó produciendo un gran descontento popular y una recomposición de las fuerzas populares que condujo a un nuevo ciclo de elecciones de gobiernos de izquierda o de centro izquierda, comenzando por Chávez en 1998, que se comprometió a instaurar un modelo diferente basado en la justicia social.

En este comienzo del siglo, el proyecto bolivariano de integración de los pueblos de la región ha tenido un nuevo impulso. Si se quiere llevar más lejos este nuevo ciclo ascendente es necesario aprender las lecciones del pasado. Lo que le faltó, en particular, a Latinoamérica durante las décadas de 1940 a 1970 fue un auténtico proyecto de integración de las economías y de los pueblos combinado con una verdadera redistribución de la riqueza en favor de las clases trabajadoras. Ahora bien, es vital tener conciencia de que hoy en Latinoamérica existe una disputa entre dos proyectos de integración, que tienen un contenido de clase antagónico. Las clases capitalistas brasileña y argentina (las dos principales economías de América del Sur) son partidarias de una integración favorable a su dominación económica sobre el resto de la región. Los intereses de las empresas brasileñas, sobre todo, así como de las argentinas, son muy importantes en toda la región: petróleo y gas, grandes obras de infraestructuras, minería, metalurgia, agrobusiness , industrias alimentarias, etc. La construcción europea, basada en un mercado único dominado por el gran capital, es el modelo que quieren seguir. Las clases capitalistas brasileña y argentina quieren que los trabajadores de los diferentes países de la región compitan entre sí, para conseguir el máximo beneficio y ser competitivos en el mercado mundial. Desde el punto de vista de la izquierda, sería un trágico error recurrir a una política por etapas: apoyar una integración latinoamericana según el modelo europeo, dominada por el gran capital, con la ilusoria esperanza de darle más tarde un contenido socialmente emancipador. Tal apoyo implica ponerse al servicio de los intereses capitalistas. No hay que entrar en el juego de los capitalistas, intentando ser el más astuto y dejando que éstos dicten sus reglas.

El otro proyecto de integración, que se inscribe en el pensamiento bolivariano, quiere dar un contenido de justicia social a la integración. Esto implica la recuperación del control público sobre los recursos naturales de la región y sobre los grandes medios de producción, de crédito y de comercialización. Se debe nivelar por arriba las conquistas sociales de los trabajadores y de los pequeños productores, reduciendo al mismo tiempo las asimetrías entre las economías de la región. Hay que mejorar sustancialmente las vías de comunicación entre los países de la región, respetando rigurosamente el ambiente (por ejemplo, desarrollando el ferrocarril y otros medios de transporte colectivos antes que las autopistas). Hay que apoyar a los pequeños productores privados en numerosas actividades: agricultura, artesanado, comercio, servicios, etc. El proceso de emancipación social que persigue el proyecto bolivariano del siglo xxi pretende liberar la sociedad de la dominación capitalista apoyando las formas de propiedad que tienen una función social: pequeña propiedad privada, propiedad pública, propiedad cooperativa, propiedad comunal y colectiva, etc. Así mismo, la integración latinoamericana implica dotarse de una arquitectura financiera, jurídica y política común.

Los países de Latinoamérica han acumulado cerca de 400.000 millones de dólares en reservas de cambio. Es una suma no despreciable, que está en manos de los Bancos Centrales latinoamericanos, y que debe ser utilizada en este momento oportuno para favorecer la integración regional y blindar al continente frente a los efectos de la crisis económica y financiera que se desarrolló en América del Norte y Europa, y que afecta ya a todo el planeta. Lamentablemente, no hay que hacerse ilusiones: Latinoamérica está en vías de perder un tiempo precioso, mientras los gobiernos prosiguen, más allá de la retórica, una política tradicional: firma de acuerdos bilaterales sobre inversiones, aceptación o continuación de negociaciones sobre ciertos tratados de libre comercio, utilización de las reservas de cambio para comprar bonos del Tesoro de Estados Unidos (es decir, prestarle capital a la potencia dominante) o credit default swaps cuyo mercado se ha hundido con Lehman Brothers, AIG, etc., pago anticipado al FMI, al Banco Mundial y al Club de París, aceptación del tribunal del Banco Mundial (CIADI) para resolver los diferendos con las transnacionales, continuación de las negociaciones comerciales en el marco de la agenda de Doha, mantenimiento de la ocupación militar de Haití. Después de un ruidoso y prometedor arranque en el 2007, las iniciativas anunciadas en materia de integración latinoamericana parecen haberse frenado en el 2008.

En cuanto al lanzamiento del Banco del Sur, éste lleva mucho retraso. Las discusiones no se profundizan. Hay que salir de la confusión y dar un contenido claramente progresista a esta nueva institución, cuya creación fue decidida en diciembre del 2007 por siete países de América del Sur. El Banco del Sur tiene que ser una institución democrática (un país, un voto) y transparente (auditoría externa). Antes que financiar con dinero público grandes proyectos de infraestructura, pocos respetuosos del ambiente, realizados por empresas privadas, cuyo objetivo es obtener el máximo beneficio, se debe apoyar los esfuerzos de los poderes públicos para promover políticas tales como la soberanía alimentaria, la reforma agraria, el desarrollo de la investigación en el campo de la salud y la implantación de una industria farmacéutica que produzca medicamentos genéricos de alta calidad; reforzar los medios de transporte colectivo ferroviario; utilizar energías alternativas para limitar el agotamiento de los recursos naturales; proteger el ambiente; desarrollar la integración de los sistemas de enseñanza...

Al contrario de lo que muchos creen, el problema de la deuda pública no se ha resuelto. Es verdad que la deuda pública externa se ha reducido, pero ha sido sustituida por una deuda pública interna que, en ciertos países, ha adquirido proporciones totalmente desmesuradas (Brasil, Colombia, Argentina, Nicaragua, Guatemala), a tal punto que desvía hacia el capital financiero parasitario una parte considerable del presupuesto del Estado. Es muy conveniente seguir el ejemplo de Ecuador, que estableció una comisión de auditoría integral de la deuda pública externa e interna, a fin de determinar la parte ilegítima, ilícita o ilegal de la misma. En un momento en el que, tras una serie de operaciones aventuradas, los grandes bancos y otras instituciones financieras privadas de Estados Unidos y de Europa borran unas deudas dudosas por un monto que supera largamente la deuda pública externa de Latinoamérica con ellos, hay que constituir un frente de países endeudados para obtener la anulación de la deuda.

Se debe auditar y controlar estrictamente a los bancos privados, porque corren el peligro de ser arrastrados por la crisis financiera internacional. Hay que evitar que el Estado sea llevado a nacionalizar las pérdidas de los bancos, como ya ha pasado tantas veces (Chile bajo Pinochet, México en 1995, Ecuador en 1999-2000, etc.). La nacionalización debe hacerse sin indemnizaciones y, en caso de salvataje, ejerciendo el derecho de reparación (repetición) sobre el patrimonio de sus propietarios.

Por lo demás, han surgido numerosos litigios en estos últimos años entre los Estados de la región y multinacionales, tanto del Norte como del Sur. En lugar de remitirse al Centro Internacional de Arreglo de Diferendos en materia de Inversiones (CIADI), que es parte del Banco Mundial, dominado por un puñado de países industrializados, los países de la región tendrían que seguir el ejemplo de Bolivia, que se ha retirado del mismo. Deberían crear un organismo regional para la resolución de litigios en cuestiones de inversiones. En materia jurídica, los Estados latinoamericanos deberían aplicar la doctrina Calvo y negarse a renunciar a su jurisdicción en casos de litigio con otro Estado o con empresas privadas. ¿Cómo se puede seguir firmando contratos de préstamos o contratos comerciales que prevén que, en caso de litigio, sólo son competentes las jurisdicciones de Estados Unidos, del Reino Unido o de otros países del Norte? Se trata de una renuncia inadmisible del ejercicio de la soberanía.

Es conveniente restablecer un control estricto de los movimientos de capitales y del cambio, a fin de evitar la fuga de capitales y los ataques especulativos contra las monedas de la región. Es necesario que los Estados que quieren materializar el proyecto bolivariano de integración latinoamericana para una mayor justicia social avancen hacia una moneda común.

Naturalmente, la integración debe tener una dimensión política: un Parlamento latinoamericano elegido por sufragio universal en cada uno de los países miembros, dotado de un poder legislativo real. En el marco de la construcción política, hay que evitar la repetición del mal ejemplo europeo, donde la Comisión Europea (o sea, el gobierno europeo) dispone de poderes exagerados con respecto al Parlamento. Hay que caminar hacia un proceso constituyente democrático a fin de adoptar una Constitución política común. En este caso también, se debe evitar reproducir el procedimiento antidemocrático seguido por la Comisión Europea para tratar de imponer un tratado constitucional elaborado sin la participación activa de la ciudadanía y sin someterlo a un referéndum en cada país miembro. Por el contrario, hay que seguir el ejemplo de las asambleas constituyentes de Venezuela (1999), Bolivia (2007) y Ecuador (2007-2008). Los importantes avances democráticos logrados en el curso de estos tres procesos tendrían que ser integrados en un proceso constituyente bolivariano.

Así mismo, es necesario reforzar las competencias de la Corte Latinoamericana de Justicia, en particular en materia de garantía del respeto de los derechos humanos que son indivisibles.

Hasta este momento, coexisten varios procesos de integración: Comunidad Andina de Naciones, Mercosur, Unasur, Caricom, Alba... Es importante evitar la dispersión y adoptar un proceso integrador con una definición político-social basada en la justicia social. Este proceso bolivariano debería reunir a todos los países de Latinoamérica (América del Sur, América Central y Caribe) que se adhieran a esta orientación. Es preferible comenzar la construcción común con un núcleo reducido y coherente, que con un conjunto heterogéneo de Estados cuyos gobiernos siguen orientaciones políticas sociales contradictorias, cuando no antagónicas.

La integración bolivariana debe ir acompañada de una desvinculación parcial del mercado capitalista mundial. Se trata de ir suprimiendo progresivamente las fronteras que separan los Estados que participan en el proyecto, reduciendo las asimetrías en los países miembros especialmente gracias a un mecanismo de transferencia de riqueza desde los Estados más «ricos» a los más «pobres». Esto permitirá ampliar considerablemente el mercado interior y favorecerá el desarrollo de los productores locales bajo diferentes formas de propiedad. Permitirá poner en vigencia el proceso de desarrollo (no sólo la industrialización) por sustitución de importaciones. Por descontado, ello implica el desarrollo, por ejemplo, de una política de soberanía alimentaria. Al mismo tiempo, el conjunto bolivariano constituido por los países miembros se desvinculará parcialmente del mercado capitalista mundial. En particular, esto implicará abrogar tratados bilaterales en materia de inversiones y de comercio. Los países miembros del grupo bolivariano también deberían retirarse de instituciones tales como el Banco Mundial, el FMI y la OMC, promoviendo al mismo tiempo la creación de nuevas instancias mundiales democráticas y respetuosas de los derechos humanos indivisibles.

Como se indicó antes, los Estados miembros del nuevo grupo bolivariano se dotarán de nuevas instituciones regionales, como el Banco del Sur, que desarrollarán relaciones de colaboración con otras instituciones similares constituidas por Estados de otras regiones del mundo.

Los Estados miembros del nuevo grupo bolivariano actuarán con el máximo número de terceros Estados por una reforma democrática radical del sistema de las Naciones Unidas, con el objetivo de hacer cumplir la Carta de la Organización de las Naciones Unidas y los numerosos instrumentos internacionales favorables a los derechos humanos, tales como el pacto internacional de derechos económicos, sociales y culturales (1966), la carta de los derechos y deberes de los Estados (1974), la declaración sobre el derecho al desarrollo (1986), la resolución sobre los derechos de los pueblos indígenas (2007). Igualmente, prestarán apoyo a la actividad de la Corte Penal Internacional y de la Corte Internacional de Justicia de la Haya. Favorecerán el entendimiento entre los Estados y los pueblos a fin de actuar para que se limite al máximo el cambio climático, ya que esto representa un terrible peligro para la humanidad.

Conclusión: ¿Qué representa este momento histórico para la humanidad?

La humanidad se encuentra nuevamente en una encrucijada histórica. La crisis global tiene sus diferentes dimensiones: ecológicas, alimentarias, migratorias, financieras, económicas, así como la crisis de gobernabilidad mundial, sin olvidar la sucesión de guerras de agresión como las de Irak y Afganistán, combinadas con el desprecio por los derechos de los pueblos como lo es principalmente el desprecio por el pueblo palestino al no respetar su derecho a un territorio y a un Estado. La humanidad se enfrenta a una encrucijada: por un lado, la salida capitalista de la crisis, o sea la solución propuesta por Barack Obama, Lula, Sarkozy, Gordon Brown, Zapatero, el gobierno chino, Putin, etc.; la otra es la de dar la espalda al capitalismo y poner en práctica soluciones anticapitalistas, ecologistas, feministas, y antirracistas. Espero que la humanidad escoja esta última, ya que si quisiéramos responder a la crisis global es necesaria una respuesta anticapitalista y feminista global .

Bibliografía

Atilio Boron , Socialismo siglo XXI. ¿Hay vida después del neoliberalismo? , Ediciones Luxemburg, Buenos Aires, 2008.

CADTM , El Ecuador en la Encrucijada, Abya-Yala, Quito, 2009

Claudio Katz , Las disyuntivas de la izquierda en America latina, Ediciones Luxemburg, Buenos Aires, 2008.

Eric Tousssaint , Banco del Sur y Nueva Crisis internacional, Viejo Topo, Barcelona, Enero 2008; Abya-Yala, Quito, Junio 2008; Observatorio DESC, La Paz, Octubre 2008

Eric Tousssaint, “El segundo aliento del Foro Social Mundial” http://www.cadtm.org/spip.php?article4177

1 Versión aumentada por el autor de la ponencia presentada al SEMINARIO INTERNACIONAL :

“AMÉRICA LATINA EN EL SIGLO XXI: Comunicación y Poder-es”. Evento co-organizado por la Asociación Latinoamericana de Educación Radiofónica-ALER ( www.aler.org ) y la Universidad Andina Simón Bolívar. Quito, marzo 23 a 25 de 2009.

2 Eric Toussaint es presidente del CADTM Bélgica (Comité por la Anulación de la Deuda del Tercer Mundo, www.cadtm.org), es doctor en Ciencias Políticas de la Universidad de Lieja (Bélgica) y de la Universidad de Paris VII (Francia). Es autor de Banco del Sur y Nueva Crisis internacional (editorial Viejo Topo, Barcelona, Enero 2008; editorial Abya-Yala, Quito, Junio 2008; Observatorio DESC, La Paz, Octubre 2008) , autor de Banco mundial, el golpe de estado permanente ( El Viejo Topo, Barcelona, Enero 2007; Editorial Abya-Yala, Quito, Julio 2007; CIM, Caracas, Agosto 2007; Observatorio DESC, La Paz, Noviembre 2007); autor de La Bolsa o la Vida (CLACSO, Buenos Aires, 2004; Editorial Ciencias Sociales, La Habana, 2004; editorial Abya-Yala, Quito, 2002); coautor con Damien Millet de 50 preguntas/ 50 respuestas sobre la deuda, el FMI y el Banco mundial, Icaria-Intermón, Barcelona, 2004; editorial Abya-Yala, Quito, 2005; Ministerio de Comunicación e Información, Caracas, 2005; Editorial Luxembourg, 2005; Editorial del Oriente, Santiago de Cuba, 2006 ; c oautor con Damien Millet de Los Tsunamis de la deuda, Icaria/Intermón, Barcelona, 2005 y Editorial Ciencias Sociales, La Habana, 2006 . Coautor en 2009 de El Ecuador en la Encrucijada, Abya-Yala, Quito; Coautor en 2008 con Damien Millet de 60 Preguntas/60 respuestas sobre la Deuda, el FMI y el Banco Mundial , próxima edición Icaria/Intermón Oxfam.

3 El Gobierno decidió suspender el pago de una parte de la deuda comercial, los bonos (Global 2012 y 2030) y hará publico su propuesta a los tenedores de bonos el 20 de Abril 2009.

4 Claudio Katz, Las disyuntivas de la izquierda en América latina, Ediciones Luxemburg, Buenos Aires, 2008, pagina 75.

5 Ver el texto completo de la declaración final http://www.cadtm.org/spip.php?article3783

6 Extracto de la declaración de la Asamblea de movimientos. http://www.cadtm.org/spip.php?article4077

7 Idem

8 Extracto de la declaración de la asamblea de mujeres. http://www.cadtm.org/spip.php?article4103

9 Texto original en español: http://www.cadtm.org/spip.php?article4133

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