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Planteamientos para el Seminario: “Intelectuales, Democracia y Socialismo”, del Centro Internacional Miranda


Javier Biardeau R. Aporrea

Yo quisiera comenzar mi intervención rápidamente con una pequeña cita del actual embajador en Argelia, Michel Mujica:

“Aquí se nos plantea un dilema. La alternativa no reside entre un capitalismo consustanciado en al desigualdad o en un socialismo privado de democracia. Si nos resignamos ante una de las dos posibilidades anteriormente mencionadas, ahogaremos las posibilidades de la democracia socialista.” (Democracia sustantiva, democracia formal y hegemonía en Antonio Gramsci; 1994, p. 51)

Michel Mujica escribió un texto que no debería estar durmiendo en silencio de las bibliotecas, sino que debería estar habitando justamente los debates de lo que llamamos acá el “proceso popular constituyente”. Se llama “Democracia sustantiva, democracia formal y hegemonía en Antonio Gramsci”. Yo quisiera hacer de alguna manera hoy una suerte de homenaje a unas tesis de este libro, porque son muy pertinente para lo que estamos discutiendo hoy, sobre todo para una discusión que yo no la percibo desde la perspectiva de un “moralismo optimista”, desde la “profecía auto cumplida” que proyecta que en el 2021 veremos el cielo y llegaremos al paraíso socialista; sino justamente observando y planteando que los procesos históricos están sometidos a las luchas sociales y políticas, que las luchas históricas dependen de una composición social y de clases específica y que, como decimos nosotros en términos de sentido común, los “deseos no preñan”.


I.- Estamos en una encrucijada crítica

Si en física casi todos los “modelos teóricos” están construidos a partir del supuesto del “vacío”, de un “espacio sin fricciones”, en el proceso histórico, social y político nosotros tenemos fricciones, luchas, conflictos, antagonismos, avances, retrocesos, flujos y reflujos. Y creo que la revolución bolivariana esta viviendo un momento que el intelectual Edgardo Lander calificó como encrucijada crítica (Ver: http://www.aporrea.org/actualidad/a47861.html).

II.- ¿Se ha hecho un balance del socialismo real?

Una encrucijada, y por eso hay caminos que no deberían seguirse si no se quieren repetir errores que ya se conocen en las experiencias del llamado “socialismo realmente existente”, sobre todo ya que desde Venezuela no se ha hecho balance de inventario de la experiencia de transición al socialismo del socialismo burocrático, o como deseen llamarlo, esa sería la primera inquietud. ¿Hasta que punto, en Venezuela, se ha metabolizado, desde un punto de vista de la estructura política y intelectual, el balance e inventario de las experiencias de socialismo real? ¿Que conclusiones surgen de este balance de inventario para la praxis política?

III.- Muchas dudas sobre el Primer Plan Socialista

Creo que hay múltiples guiones de referencia presentes en las políticas públicas de la revolución bolivariana. En Venezuela hemos logrados que la Agenda Alternativa Bolivariana cumpla todos sus objetivos. Pero si analizamos los planes posteriores, y sobre todo esto que llamamos el Primer Plan Socialista, la pregunta que nos debemos hacer es ¿Hasta que punto el proceso popular, nacional, revolucionario tiene la capacidad efectiva de lograr, concretar, las ambiciones y aspiraciones que allí están contenidas? ¿En que condiciones políticas? ¿En que condiciones institucionales? ¿Con cuales fuerzas motrices, dirigentes y de apoyo nacionales e internacionales? ¿En que contexto de fuerzas internacionales? ¿En que contexto económico? Hay que evitar, desde mi punto de vista, una invariante histórica, algo que ha sucedido reiteradamente en la experiencia del socialismo real: el tema de la “fortaleza asediada”. Es decir, ¿La revolución venezolana va a justificar permanentemente un debate marcado por una transición al socialismo en el contexto de convertirse en una “fortaleza revolucionaria asediada”?

Tenemos por ejemplo, un caso específico: el caso chileno. Una revolución democrática, pacifica, legal, constitucional, una transición democrática al socialismo, que no contaba justamente entre sus fortalezas con aquella que suponemos todos los aquí presentes con que contamos: con la “base de sustentación” de unas fuerzas armadas comprometidas con la estabilización del proceso popular constituyente, con el proceso revolucionario, pero justamente ¿cuál fue el devenir y destino del caso Chileno a partir de las fricciones del campo político? No fue simplemente un “golpe seco y frío”. Nosotros pudimos observar en el caso chileno —que fue emblemático— cómo la fluidez e inestabilidad de las correlaciones de fuerzas en el parlamento chileno generaron una precondición para el golpe de estado de Pinochet. Es decir, el propio parlamento chileno le abrió la puerta al golpe militar. Y a veces nosotros perdemos de vista estos pequeños detalles históricos.

IV.- Hay un campo minado que debemos desarmar para el 2010

Eso lo digo a propósito de la prospectiva política inmediata para el año que viene. A veces nosotros pensamos que lo que se esta discutiendo en la coyuntura y la situación presente, la ley electoral, las elecciones de este año, las elecciones que vienen, se movilizan como si el carril donde va el “tren revolucionario” estuviese completamente aceitado. Yo creo que hay piedras en el camino, que hay un campo minado que debemos desarmar, y eso creo que es la tarea de los intelectuales: prever y analizar en detalle ese campo minado.

Un campo geopolíticamente minado por la administración norteamericana y sus aliados, y geopolíticamente minado por la derecha venezolana, que ha ido labrando, tejiendo una estructura de apoyos, en eso que llaman “sociedad civil organizada”, que ellos la denominan como “sociedad democrática”. Ellos se asumen como monopolizadores de la “sociedad democrática”. Intentan volver a revitalizar los llamados “programas de transición”, lo que llaman en los Estados-Unidos la oficina de transición democrática, con sus “revoluciones de colores”.


V.- La oposición puede llegar a ganar no menos del 30 a 35% del parlamento nacional


Yo no preveo un 2021 como le proyecta Luis Britto Garcia. Yo preveo unos años por venir en los cuales se va a tratar de nuevo de montar una “oficina de transición democrática” en Venezuela, donde el parlamento se va convertir en una fundamental “caja de resonancia” para una ofensiva de la derecha venezolana, tratando de capitalizar el poco espacio político-institucional que controlan. Tratarán de generar un 30 o 35% mínimo de espacio parlamentario a partir de una coalición perfecta que les permita a ellos controlar este espacio. Tratando simultáneamente de dividir la alianza política y social que apoya la revolución bolivariana (PPT, PCV, PSUV y movimientos sociales), tratando de causar fricciones, tratando de seducir algunos sectores de la alianza política revolucionaria desde Washington, para tratar de generar un escenario si no de división, por lo menos de debilitamiento de las fuerzas que apoyan la revolución y de crecimiento y avance de la derecha en el parlamento venezolano.

Entonces en ese contexto que no es de 2021 sino de 2010 yo planteo lo que para mi son, retos fundamentales que nosotros debemos abordar y entre ellos la relación entre democracia y transición al socialismo.

VI.- Chávez ha ocupado un vacío político y si sigue haciéndolo eso puede generar problemas

Una de las observaciones que se hacía al principio es el tema del llamado “hiper-liderazgo”. Otros le hemos llamado el “bonapartismo progresivo”, otros el cesarismoa secas, algunos han confundido la terminología de Gramsci sobre el cesarismo progresivo, con la lectura positivista de Vallenilla Lanz sobre el cesarismo democrático. Aquí conviene recordar que para Gramsci el Cesarismo tiene como trasfondo una situación de equilibrio catastrófico de fuerzas en conflicto, lo que lo lleva a asumir compromisos con sectores no comprometidos con la revolución para alcanzar ventaja relativa en el equilibrio de poder. Creo que este esquema de poder es un gran error, y no permite avanzar en la revolución desde la perspectiva de la construcción de una contra-hegemonía democrática y socialista. Lo que Gramsci plantea es básicamente que en momentos en los cuales una estructura de dirección política colectiva no esta bien asentada, una “gran personalidad” política toma, bajo su peso, la dialéctica de la revolución o la dialéctica de la restauración. Y creo que Chávez ha ocupado un vacío político, un vacío de mediación e interlocución político importante que si sigue ocupándolo puede generar “cuchillos para la propia garganta de la revolución bolivariana”: la indispensabilidad del Líder, la fragilidad de la conducción revolucionaria. Aquí el “momento del Líder” se traga al “momento popular protagónico y organizado”, que es que debe garantizar la continuidad del proceso popular constituyente.

Para las tareas, para las funciones, para el avance de la revolución bolivariana se requiere una estructura política, vamos a llamarla, un intelectual colectivo, no solo una estructura administrativa y electoral, como la ha denominado Vladimir Acosta. No se requieren solamente intelectuales individuales, notables o personalidades destacadas, se requiere un pensamiento crítico orgánico al movimiento revolucionario, se requiere una recuperación del vínculo entre socialismo y democracia, que la derecha ideológica ha tratado constantemente de opacar, para generar una suerte de disyuntiva en la cual el socialismo es el “totalitarismo”, y la democracia representativa es justamente el modelo político del “fin de la historia”, la estación de llegada y el último camino que nos queda.

VII.- Replantear la relación entre socialismo y democracia

Yo creo que una de las tareas fundamentales, si es por asignarnos tareas, es justamente volver a replantear la relación entre socialismo y democracia, superando los hábitos mentales que ha dejado el guión leninista, el guión de la ortodoxia bolchevique sobre una izquierda, que en Venezuela, ha sido troquelada por la pregnancia, por el papel que jugó la influencia de la Tercera Internacional sobre el socialismo revolucionario en América Latina; y por la función de esa intelectualidad vehiculada a la Tercera Internacional, al modelo de los Estados socialistas, y al marxismo-leninismo como guión, como hábitos, como reflejo condicionado para pensar e imaginar la transición al socialismo. El estalinismo jugo un papel castrante en la conformación de un pensamiento crítico y revolucionario nuestro-americano.


VIII. Vía venezolana y vía cubana al socialismo


Yo veo con preocupación que en Venezuela no hay una repuesta contundente sobre la significación de la vía nacional y especifica de la revolución bolivariana, con relación a la experiencia cubana. Veo con sorpresa como la actitud básicamente es defender sin diferenciar, sin matizar, el devenir político de la revolución cubana, sin comprender las singularidades diferencias y especificidades del proceso popular constituyente de cada país. Cada país sigue una experiencia histórica singular y específica, construye su propio camino, pero no copia ni trasplanta “modelos de socialismo”. No creo que sea necesario que nosotros carguemos con la defensa del legado histórico de la revolución cubana. Podemos apoyar la experiencia, pero esa es tarea fundamental que le corresponde al pueblo cubano y sus corrientes revolucionarias, sus fallas o debilidades no deben convertirse en “hándicaps” de la revolución venezolana.

IX. Crece el sector capitalista pero se radicaliza el discurso anticapitalista

Me parece que durante la transición al socialismo, como ha dicho Víctor Álvarez, resulta bastante sugerente pensar, que al tiempo que se fortalece una economía mixta de signo aún capitalista, donde se fortalece fracciones específicas del sector privado, el discurso presidencial plantea un discurso de radicalización socialista. Entonces ¿cómo se compaginan los datos de la evolución sobre el crecimiento de la matriz productiva capitalista con una radicalización del discurso presidencial? ¿Cómo nosotros asimilamos estas dos tendencias? ¿Qué es lo que sucede allí?

X. No tenemos un espacio donde se discutan a fondo los dilemas de la construcción socialista

Creo que hay un segundo tema de fondo. A propósito de que Eva Golinger plantea la necesidad de crear centros de pensamiento socialista, por ejemplo, observo con preocupación que nosotros no tengamos en las estructuras de pensamiento revolucionario, un balance o inventario de todas esas discusiones teóricas sobre la transición desde el punto de vista de la economía socialista. Es decir, ¿Dónde en Venezuela se discute por ejemplo a Oscar Lange, a Kalecki? ¿Donde se discute el debate de Mandel, de Bettelheim, sobre la ley de valor, sobre la acumulación socialista, con Guevara en la propia Cuba? ¿Dónde se esta discutiendo eso para informar al movimiento, al poder popular constituyente sobre el tránsito de la “propiedad privada de los grandes medios de producción” a las diferentes modalidades de propiedad social (distinguiendo que “nacionalizaciones” no son “socializaciones”) y sobre la dinámica de la economía de mercado en condiciones de Planificación socialista? ¿Dónde se esta discutiendo el tema de la acumulación capitalista y socialista en Venezuela?


XI. El socialismo y las correlaciones de fuerza


Samir Amin ha escrito recientemente que el tema de las transiciones en el siglo XXI no podrá verse con la facilidad, como se pensó en el imaginario revolucionario del siglo XIX y XX. Marx suponía, escribiendo el Manifiesto Comunista, que la revolución estaba bastante cerca, muy cerca. La experiencia de 1871 le hizo pensar que no estaba tan cerca y se replegó en su cr{itica d ela economía política burguesa en el museo británico. Engels escribió un prólogo con relación a la lucha de clases en Francia donde se plantea un viraje desde la perspectiva insurreccional al avance paulatino a través de una revolución de la mayoría, utilizando los parlamentos en la social-democracia alemana. Luego, el mismo partido socialdemócrata alemana —concentrada en la primera guerra mundial y la aprobación a los créditos de guerra— echó por tierra toda la polémica en Europa sobre la posibilidad de una alianza amplia de las fuerzas del socialismo revolucionario.

Eso terminó en la división de aguas entre lo que fue la Internacional Socialista de la época y la Tercera Internacional leninista. En cuanto al socialismo revolucionario podemos observar como Stalin participó en el llamado “tercer período”, en una cuña que profundizó la división entre social-demócratas y comunistas en el propio partido alemán, en el cual había expectativas de continuar la revolución. Stalin llego a plantear que la izquierda socialdemócrata era lo peor del “social-fascismo”, como lo denominó. Mas tarde se trata de enmendar con los llamados “frentes populares”, pero la contra-revolución estalinista ya había avanzado. También tenemos la polémica, luego de la muerte de Lenin, en relación con la sucesión en el partido bolchevique, en relación con las diferentes alas ideológicas, luego tenemos al conflicto chino-soviético y paremos de contar. Luego de la muerte de Lenin, ya se prefiguraban tendencias despóticas y contra-revolucionarias en el seno de la tradición bolchevique.

Es decir que el camino del balance e inventario del socialismo real, del socialismo burocrático, no es simplemente una profecía optimista donde nosotros lo vamos a llenar de flores por simple voluntad o por simple moralización o por una simple psicología optimista de autoayuda, sino que tenemos que enfrentar, precisamente, las dificultades reales de cualquier transición al socialismo de acuerdo a las correlaciones de fuerzas que están allí. Es decir, donde el optimismo depende no de simples ensoñaciones sino de la composición de clases y la composición social de las luchas.

XII.- Las diferentes miradas sobre la revolución

Aquí Roland Denis nos está diciendo que el movimiento popular luce parcialmente administrado, donde hay una suerte de república militar, corporativo, burocrática en interpretación de Roland y, al mismo tiempo, escucho voces que dicen que este socialismo camina aceleradamente hacia la conquista justamente de una sociedad de igualdad, libertad y justicia. ¿Como es posible que dos personas que habiten en el mismo espacio social, tengan percepciones tan radicalmente disímiles del “proceso” formando parte del campo de izquierda?

Por eso a mí me parece importante reflexionar de manera profunda sobre la transición al socialismo. Recuperar por ejemplo, a Samir Amin, cuando dice: ¿es posible mantener el paradigma del sovietismo, del desarrollo que iniciaba el Estado de bienestar o del desarrollo nacional de los países del Tercer-mundo, para mantener la ilusión de la transición post capitalista? La repuesta de él es no. Incluso él dice cómo enfrentar las tres contradicciones fundamentales del capitalismo en términos estructurales, no en términos de gobierno revolucionario o de proyecto revolucionario de coyuntura.

La primera es la alineación económica, es decir pensar la sustitución de una sociedad montada sobre la economía de propiedad privada y de mercado, sobre la alineación mercantil que sigue presente a escala mundial. Cuando habla por ejemplo de China: un país, dos sistemas, que no es un país, dos sistemas, sino la expansión justamente regulada y controlada ciertamente por la planificación estatal de la mercantilización de grandes sectores de la actividad económica de China.

En segundo lugar, Samin Amir nos plantea ¿que vamos a hacer nosotros con la destrucción de la naturaleza? ¿Hasta que punto nuestros proyectos políticos y nuestras políticas públicas abordan efectivamente la critica al productivismo y el desarrollismo para abordar, no en términos retóricos sino prácticos, el tema de desarrollo sustentable, del crecimiento y la acumulación en condiciones de las cuales la ecología esta diciendo que productivismo, crecimiento y acumulación son problemáticas?.


XIII.- El hiper-consumismo, la contracara del rentismo


En tercer lugar y correlativo con este segundo punto, el tema del consumismo. A mí me parece que los centros comerciales en Venezuela son emblemáticos como polos de referencias frente a las reuniones que realiza el PSUV algunos sábados o domingos. Yo he participado en las reuniones de mi batallón del PSUV, pero me sorprende llamativamente la capacidad de atracción, de movilización de los Centros Comerciales, frente la movilización que tiene actualmente los batallones del PSUV. Yo veo a los Centros Comerciales llenos de racionalidad y deseo mercantil. Yo veo la lógica de la alienación mercantil, en una sociedad de transición al socialismo, operando con toda la facilidad del mundo. Y veo que no hay discusión sobre este punto en los batallones socialistas. Entonces que a mí me digan ¿en qué mundo de flores y de ángeles socialistas estamos? Creo que estamos ante una sociedad capitalista de consumo, sin tener una estructura productiva capitalista que soporte este patrón de necesidades y aspiraciones inducidas por la industria cultural, publicitaria y mediática.

Y finalmente, para cerrar, Samin Amin nos plantea el tema del desarrollo desigual Norte-Sur. A mí me parece que Venezuela cumple una función fundamental —con todos los errores y logros— como vanguardia de la internacionalización para reorganizar los movimientos de izquierda revolucionaria del mundo. Y creo que Venezuela, cumpliendo esa labor, ha ido gastando fuerzas que deben dedicarse al fortalecimiento interno del proceso revolucionario en una proyección fundamental propagandística de los logros de la revolución bolivariana.

XIV.- El papel de Venezuela y el de los intelectuales

Es necesario, desde mi punto de vista, que Venezuela entienda su papel en las luchas de los movimientos alter-mundialistas, en las luchas de los países del Sur en relación con los nuevos esquemas de integración multipolar, pero que sea humilde también con relación a la presentación de sus avances. Porque si nosotros hacemos propaganda excesiva sobre logros de la revolución que no son tales, y se hace un balance crudo, un inventario descarnado sobre el avance efectivo de la revolución en diversos campos, podemos quedar muy mal. Podemos quedar muy mal, por ejemplo, en la dificultad para pasar efectivamente de los logros de Barrio Adentro I a los demás niveles del sistema publico nacional de Salud, como los Hospitales públicos. Podemos quedar muy mal si observamos que la mayor parte de los mercales no son fortalecidos por la producción o la oferta interna sino por la importación, por la dependencia alimentaria. Podemos quedar muy mal si, como decía Víctor Álvarez, analizamos cómo los incentivos fiscales y financieros están siendo capitalizados por una burguesía emergente o por sectores económicos que pueden hacer como aquél que volteaba el cuadro y tenía en una faz a Hugo Rafael Chávez Frías y a la otra faz, a la oposición.


XV.- Ser mucho menos complacientes en este momento con la revolución


Es decir, creo que nosotros tenemos que ser mucho menos complacientes en este momento con la revolución bolivariana y exigirle a la estructura de liderazgo político que no convierta a los intelectuales como ha sido historia conocida en maleteros del poder. Si Rómulo Betancourt decía que las fuerzas armadas se compraban con prostitutas y con whisky, creo que también decía y si no lo decía uno lo pensaba, que los intelectuales se “cocinaban en su propia salsa”. Es decir, Betancourt “decapitó” o neutralizó en la práctica a fracciones importante de la intelectualidad revolucionaria: ¿Que hizo Betancourt de Acción Democrática, que hizo magistralmente y maquiavélicamente para impedir justamente la posibilidad de la radicalización de izquierda? En este movimiento nacional popular revolucionario, si nosotros no observamos que fue lo que hizo Betancourt, no vamos a observar lo que esta tratando de hacer la derecha con los jóvenes venezolanos.

XVI. Están recuperando el mito Betancourt como un liderazgo democrático alternativo

Para finalizar, solamente un detalle. Revisen en bibliotecas y librerías la gran ofensiva con relación a la mitología del “padre de la democracia”. Jóvenes repitiendo las consignas de Acción Democrática y volviendo a pensar que Rómulo Betancourt es el modelo a seguir como liderazgo. Jóvenes que se entrenan, que son pagados para ir a cursos internacionales y nacionales para recibir el guión del anticomunismo, elaborado justamente por esa bisagra que se conformó en el seno de un partido que también fue un partido nacionalista popular y revolucionario y que terminó siendo justamente la cabeza de playa para impedir un proceso socialista en Venezuela. No lo olvidemos, Betancourt derrotó política y militarmente a la izquierda revolucionaria venezolana. Y la izquierda contribuyó con muchos errores ideológicos y políticos. Entre ellos, asumir dogmáticamente el marxismo-leninismo y descuidar las relaciones entre socialismo y democracia.

jbiardeau@gmail.com