En varias ocasiones uno ha leído o escuchado que los medios de comunicación privados son instrumentos o responden a los intereses del imperialismo, pero lo cierto es que esta parte fundamental de la industria cultural capitalista, no es títere ni instrumento, es parte misma del actual orden capitalista mundial.
Si entendemos al imperialismo como un sistema mundial caracterizado por la monopolización transnacionalizada de capitales, nos damos cuenta que la industria mediática mundial no escapa de esta realidad. CNN o FOX son monopolios capitalistas de las mismas proporciones que una Nestlé, General Motors o Microsoft.
Si entendemos al imperialismo como un sistema mundial caracterizado por la monopolización transnacionalizada de capitales, nos damos cuenta que la industria mediática mundial no escapa de esta realidad. CNN o FOX son monopolios capitalistas de las mismas proporciones que una Nestlé, General Motors o Microsoft.
Esto es bueno tenerlo presente para no caer en el error de considerar la industria mediática como un conglomerado empresarial de segunda, ubicado por detrás de los complejos industriales, bancarios, energéticos, alimentarios, tecnológicos, armamentistas o farmacéuticos. No es así, la burguesía dueña de los medios de comunicación es tan poderosa como las otras fracciones burguesas transnacionales (comerciales, bancarias, financieras, industriales, etc.), y comparten con ellas la mayoría de los intereses globales burgueses, por lo cual está muy bien alineada en el campo de la lucha de clases mundial.
Los medios de comunicación privados son las armas ideológicas más importantes con que cuentan las fuerzas de la reacción. Crear al esclavo feliz, inocular en todo el planeta el Pensamiento Único (Ramonet 2003), uniformar a escala planetaria los patrones de consumo de la sociedad gringa, participar en las guerras de IV generación u operaciones bélicas psicológicas son algunas de sus grandes tareas.