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Acuerdan Rusia y seis ex repúblicas soviéticas conformar una fuerza de reacción rápida



Juan Pablo Duch
La Jornada

Como contrapeso a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), Rusia acordó este miércoles con seis repúblicas de la antigua Unión Soviética crear fuerzas de reacción rápida para dar una respuesta militar conjunta en caso de agresión contra cualquiera de sus miembros.

Con esta decisión, Armenia, Bielorrusia, Kazajstán, Kirguistán, Tayikistán y Uzbekistán, que forman con Rusia la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC), están cerca de constituir una verdadera alianza militar que aspira, en primer término, a contrarrestar la expansión de Estados Unidos y la OTAN en el espacio post-soviético, exitosa sobre todo en Azerbaiyán, Georgia y Ucrania.

Para ello, varios miembros de la OTSC tendrán que revisar su legislación en el sentido de suprimir los impedimentos que les imponen sus respectivas Constituciones al prohibirles participar en bloques militares.

Mientras concluye ese complejo y dilatado procedimiento jurídico, la OTSC tendrá estas fuerzas de reacción rápida con mando unificado, las cuales estarán equipadas con el armamento más sofisticado y dispondrán de bases permanentes en territorio ruso.

Hasta ahora, conforme establece el sistema de seguridad colectiva, había grupos de tropas en tres regiones: el ruso-armenio, en el Cáucaso; el ruso-bielorruso, en Europa oriental; y uno todavía en proceso de formación, en Asia central.

Pero es la primera vez que todos los integrantes de la OTSC se comprometen a participar en unidades de élite que, aparte de afrontar eventuales amenazas foráneas, “serán empleadas en operaciones antiterroristas y en el combate al crimen organizado y el narcotráfico”, según reveló Serguei Prijodko, asesor del Kremlin para política internacional.

Todos los presidentes de la OTSC firmaron hoy el acuerdo para crear las fuerzas conjuntas de reacción rápida, aunque Uzbekistán –en desacuerdo con la iniciativa de Kazajstán de incluir los servicios secretos y los ministerios de situaciones de emergencia–, sólo va a proporcionar tropas para operaciones concretas cuando estén en juego sus intereses.

Al término de la ceremonia en que se anunció la formación de dichas fuerzas, el presidente de Rusia, Dimitri Medvediev, afirmó que Rusia y los países de Asia central “están dispuestos a una cooperación total y universal con Estados Unidos y los otros miembros de la coalición de lucha contra en terrorismo en la región”.

Curiosa declaración un día después de que el gobierno de Kirguistán, según se comenta a petición del Kremlin, decidió cerrar la base aérea de Estados Unidos en Manás, fundamental para el aprovisionamiento de las tropas de la OTAN en Afganistán.

Se trata del segundo revés de este tipo para Estados Unidos en la región, ya que Uzbekistán, en 2005, le canceló abruptamente el arrendamiento de una base aérea en su territorio.

Kirguistán, que concedió a Estados Unidos y sus aliados de la OTAN 180 días para que abandonen Manás, recibió ayer de Rusia una inyección financiera sin precedentes para estos tiempos de crisis que afecta cada vez más a la propia economía rusa: créditos por más de 2 mil millones de dólares –entre ellos, uno por 300 millones de dólares, a 40 años y al 0.75 por ciento de interés anual con un periodo de gracia de 7 años–, así como 150 millones más de asistencia a fondo perdido.

Medvediev prometió condonar una parte de la deuda de Kirguistán con Rusia y aceptó que la otra se pague con 48 por ciento de las acciones de una empresa y un edificio que servirá de centro cultural ruso en Bishkek, la capital kirguisa.

Voceros de ambos países negaron hoy que exista relación alguna entre el cierre de la base de Manás y la lluvia de dólares que cayó sobre Kirguistán.

También se dice que es simple coincidencia que Rusia haya concedido a Bielorrusia créditos por poco menos de 2 mil millones de dólares, noticia que se conoció después de la reciente firma de un acuerdo entre estos países para crear un sistema unificado de defensa antiaérea.

Armenia, aliado clave de Rusia en el Cáucaso, recibirá un crédito ruso por 500 millones de dólares para estabilizar su economía, según se anunció hoy.

Todo indica que, con estas generosas acciones, Rusia busca consolidar su liderazgo en el espacio post-soviético –al menos, en los países que no han caído en la órbita de intereses de Estados Unidos–, lo cual debe reforzar la capacidad negociadora con que llegará Medvediev a su primera reunión con el presidente estadunidense, Barack Obama, en Londres, a comienzos del próximo abril.

El periódico británico The Times asevera, en su edición de este martes, que Obama ofrecerá a Medvediev el plan más ambicioso de negociación directa con Rusia de los últimos años, que plantea reducir en 80 por ciento los respectivos arsenales nucleares.

El Kremlin no hará ningún comentario hasta que reciba la propuesta formal, pero extraoficialmente funcionarios de alto rango sugirieron esta tarde que Rusia aceptaría el recorte simultáneo de cinco mil a mil ojivas nucleares por cada país, sólo si se dan dos condiciones: que Obama cancele el plan de instalar componentes del escudo antimisiles de EU en Europa oriental y que el desarme ruso-estadunidense se extienda, proporcionalmente, a los demás Estados que poseen armamento nuclear.